Enzo Jeremías Fernández tiene apenas 21 años y recién está transitando sus primeras temporadas en el fútbol grande, pero da la sensación que lleva toda una vida jugando en Primera División. Su repentina aparición en River, su préstamo a Defensa y Justicia, su vuelta al Millonario, el salto a Benfica y la convocatoria a la Selección Argentina forman parte de ese hilo conductor que parece atravesar una carrera en franco ascenso, donde todavía no asoma el techo. Quienes lo conocen de chiquito, sin embargo, no se sorprenden en lo más mínimo.

Pablo Esquivel es uno de los captadores que trabaja en las infantiles de River desde hace muchos años. Lo suyo es el perfil bajo y meterse en esos barrios donde pocos asoman junto a Luis Pereyra, otro de los históricos cazatalentos del club. Oriundo de la zona de San Martín y viejo conocedor del baby fútbol, hace 16 años atrás quedó deslumbrado cuando vio jugar por primera vez a un pequeño llamado Enzito: “Un día jugó contra mi equipo y me volvió loco. En ese momento le dije a Gabriel Rodríguez (Coordinador de las infantiles de River) que había un chico que la rompía toda. Gabriel me dijo ‘andá a buscarlo y traelo’. Hablamos mucho tiempo con sus padres, Marta y Raúl, pero nos decían que todavía era chiquito. Al año siguiente por suerte lo trajeron a River y lo pudimos fichar”, contó Esquivel en diálogo con La Página Millonaria.

La categoría 2001, con Enzo Fernández en el medio, en un torneo infantil disputado en Sunchales (Santa Fe).

Más allá que Enzo Fernández comenzó a mostrar desde muy pequeño que tenía muchas cualidades para ser jugador de River, su recorrido no fue fácil. Tuvo que atravesar algunos obstáculos y hasta estuvo muy cerca de salir del club: “Siempre fueron muy marcadas las etapas de Enzo porque sus primeros años fueron muy buenos, jugaba siempre en infantiles. A partir de Novena División los físicos van cambiando y ese año no tuvo muchas oportunidades. A veces jugaba en Liga Metropolitana, a veces iba al banco de AFA y no jugaba, con todo el fastidio que eso generaba. Él pensaba que a fin de año iba a quedar libre porque no le tocó jugar muchos partidos. Un día me llamó la mamá desesperada, él quería irse de River porque no tenía la oportuniad de jugar”, recordó Pablo Esquivel.

Sin embargo, lejos de tirar la toalla, el entorno de Enzo Fernández, incluido Esquivel, fueron muy importantes para aconsejarlo y para ayudarlo a encaminar su carrera: “Yo le dije a Enzo que tenía que cambiar el hábito de entrenamiento y de la alimentación, que tenía que empezar a entrenar doble turno. Le dije que le preguntara al profe lo que le estaba faltando y al técnico por qué no jugaba. Que mirara al jugador que estaba en su posición y tratar de copiarle cosas, porque si le sumaba las condiciones que ya tenía él seguramente le iba a ir bien. Que tenía que trabajar el doble y no conformarse con las dos horas que entrenaba en el club todos los días, que tenía que superarse día a día. Creo que ahí hizo un click Enzo“, reveló el descubridor del mediocampista.

Pablo Esquivel junto a Enzo Fernández y sus compañeros de la 2001 de River

“A Enzo nadie le regaló nada”, afirmó Esquivel ante la consulta de La Página Millonaria sobre la historia de superación y lucha del volante que hoy la rompe en Benfica y en la Selección Argentina. “En un momento empezó a trabajar en un centro de entrenamientos de un futbolista y se puso muy bien desde lo físico. Cuando arrancó el año de Octava División le tocó un técnico como el Tapón Gordillo que confió en él. Ahí arrancó. A veces jugaba de cinco, a veces un poquito más a la derecha, a veces en la izquierda, pero se fue acoplando a la mitad de cancha de ese equipo”, resaltó el captador del Más Grande.

Todo lo que sigue en la historia de Enzo Fernández es crecimiento puro: Facundo Villalba lo vio jugar en Séptima División y comenzó a mecharlo en la Reserva. A las pocas semanas, luego de verlo en acción con los más grandes, Marcelo Gallardo lo subió a entrenar con Primera y lo convocó por primera vez. Tenía apenas 13 minutos en Reserva. Quienes no lo conocían, creyeron que se trataba de un error de tipeo en la lista de concentrados y que habían mezclado el nombre de Enzo Pérez y el apellido de Nacho Fernández, pero no había ninguna equivocación. El Muñeco ya lo tenía apuntado y lo llevó al banco en la derrota 3 a 1 frente a Patronato. No pudo debutar, pero ya sabía lo que era ingresar a un estadio Monumental repleto y en un partido por los puntos.

Enzo y sus tiempos de alcanza pelotas en el Monumental

Tiempo después Enzo se fue a Paraguay junto a la Reserva para disputar la Libertadores Sub 20. Allí fue una de las grandes figuras de River. A su vuelta, se subió a otro avión, esta vez para viajar hacia Quito y jugar la otra Copa Libertadores, la de Primera. Gallardo lo tiró a la cancha en la derrota contra Liga de Quito por la primera fecha de la fase de grupos. Más allá del debut, le tocó volver a Reserva y esperar ahí una nueva chance, pero estaba en una situación de desventaja por la cantidad de futbolistas que había en su puesto.

“Cuando habló con Marcelo, sabía que estaba tapado porque estaban Leo (Ponzio), Enzo (Pérez), Bruno (Zuculini) y Santi (Sosa) y después recién venía él, era el quinto volante central. Sabía que no iba a tener muchas oportunidades de mostrarse en la Primera de River. Sí podía jugar en Reserva, pero no era lo mismo. Hablando un día me dijo que se iba a ir a Defensa y le dije que estaba bárbaro porque se iba a jugar con un plantel profesional, que iba a entrenar de otra manera, que iba a jugar con mucho público y que iba a tener la chance de disputar la Libertadores. Logró salir campeón de la Sudamericana y de la Recopa siendo proteagonista. Ahí Marcelo lo trajo de nuevo”, agregó Esquivel.

Enzo volvió a River a través de la clásula de repesca que le puso el club sabiendo todo el potencial que tenía. Apenas se enteró que Marcelo Gallardo pidió por su regreso, no lo pensó un minuto: su fanatismo por la banda roja y el sueño de triunfar en el Más Grande eran más fuerte que todo lo demás. Por eso hizo lo suyo para lograr desvincularse de Defensa y Justicia y retornar a casa: “Siempre digo que cuando Exequiel Palacios se fue, el que venía después de él era Enzo Fernández. Y él lo tenía claro porque no se conformaba con ser uno más, él quería ser el mejor. Se dio cuenta que la única herramienta para ser el mejor era esforzarse el doble y seguir entrenando”, afirmó el cazatalentos que lo vio dar sus primeros pasos en el fútbol.

“Enzo se preparó para estar donde está hoy. Cuando se fue a Benfica sabía que iba a ser protagonista porque se preparó. En época de pandemia se entrenaba tres veces por día, era una bestia, no paraba.Cuando lo citaron a la Selección me dijo que era su única oportunidad y le tocó jugar 60 minutos, demostró estar a la altura. Enzo juega al cien en todos lados, no importa si es con los amigos en el barrio, en inferiores o en un partido de Primera. Siempre da todo. Ver a él y a Exequiel Palacios fue como ver a dos hijos tuyos tocando el cielo con las manos”, concluyó Pablo Esquivel, la persona que más conoce a Enzo Fernández y que hoy disfruta de su gran momento en la Copa del Mundo.

El fanatismo de Enzo por River

“Enzo es uno de los pocos jugadores que cuando terminaba los partidos, tiraba la camiseta a la gente. No sé si se dieron cuenta de ese detalle. Yo un día le pregunté por qué hacía eso y me dijo que cuando él iba a la tribuna, su sueño era tener la camiseta de algún jugador de River”

De River no hay que irse nunca

“Cuando Enzo quiso abandonar River le dije: ‘¿vos estás loco? De River no hay que irse nunca’. El día que salió campeón con Racing nos acordábamos de eso”

El mensaje premonitorio antes de Argentina – México

“Sabía que todos le iban a mandar un mensaje después del partido con Arabia Saudita, así que dejé pasar unos días. Estaba en el predio de Hurlingham y le dije a los muchachos que trabajan con nosotros que le iba a escribir a Enzo porque se me caía un lagrimón, fue muy emocionante verlo debutar en un Mundial. Sé que él soñaba jugar en la Selección, ama ponerse la camiseta de Argentina. Le dije que me sentía muy orgulloso de todo lo que le estaba pasando y que sabía que iba a hacer un gol. ‘Si te queda una, pegale que vas a hacer un gol’, le puse. Enzo después me llama y me dice ‘Gordo, la pegaste’. Y yo le dije ‘yo no, vos cómo le pegaste’. Más allá del gol, lo más lindo es ver a Enzo y a Exequiel, dos chicos de San Martín, de mi zona, verlos cumplir el sueño. Verlos a los dos juntos es muy lindo, me llena de satisfacción”