Se trata del corazón de un hombre que fue el único ser humano que vivió dentro del club la tristeza más grande y la alegría más suprema de nuestra historia, y que a la vez transitó el 100% del camino de sanación e inmortalidad entre un momento y otro. Que se codeó con el peor de los infiernos hace una década, y lo enfrentó con el mismo coraje con el que salió a tocar el cielo con las manos en Madrid hace 26 meses.
Se trata del corazón de un tipo que está dispuesto a asumir el desafío más difícil de su vida a los 35 años. El de volver a la máxima exigencia, sabiendo que con Gallardo el apellido importa poco y nada. Porque él vio en carne propia que hasta los Aimar, los Saviola o los D’Alessandro no pudieron por diferentes circunstancias terminar sus carreras en River como hubieran querido, y no se va a permitir caer también en esa misma picardía.
Y también se trata del espíritu de un guerrero que no negociará jugar con ese corazón en la mano, y que nos hizo rendirnos a sus pies habiendo llegado desde la vereda de enfrente, algo que es un logro tan épico como ganarle una final de Libertadores a tu clásico rival. Es indescriptible lo que habrán sentido ellos cuando hace un par de días estabas haciéndote estudios médicos con el escudo de River dibujado en tu espalda, y la fecha del 9 de diciembre del 2018 secundando ese tatuaje.
Bienvenido de vuelta a casa, corazón valiente. Llegaste en el momento justo para hacernos creer que la seguridad defensiva puede volver a ser posible, para ayudar a que no se nos vuelvan a escapar esos títulos que tanto merecemos por lo bien que practicamos el fútbol con la pelota en los pies, y también para que todos los que jueguen cerca tuyo encuentren su mejor nivel, como ocurrió con cada uno de los que se potenciaron rodeando tu quintita disfrazada de muralla.
El que crea que volviste para hacer la plancha y terminar tu carrera como si nada te conoce bastante poco, y se perdió los 8 años y medio que defendiste la camiseta que amás tanto como nosotros y que mejor te representa como futbolista.