Pablo Aimar fue uno de los jugadores más brillantes que tuvo River en las últimas décadas. Dueño de un talento envidiable, tenía buena pegada, gol y asistencias. Sabía cómo herir futbolísticamente a los rivales, formó una gran sociedad con Javier Saviola e inexorablemente se marchó a Europa cuando era muy joven, más precisamente en el año 2001.

Sin embargo, esa transferencia al Valencia (España) para asegurarse al futuro tuvo por detrás un enorme esfuerzo previo, digno de conocer. “La inconsciencia de la juventud es lo mejor que hay para afrontar esto. En mi caso, me vine a vivir a los 15 años debajo de la tribuna de River”, explicó el Payaso, a modo de introducción.

“Si lo tuviera que hacer hoy, que tengo 40 (NdeR: los cumplirá el 3 de noviembre), no vivo todo eso otra vez. No le doy mi adolescencia a nada, vivo mi vida. Pero la inconsciencia te lleva a hacerlo, llorás toda la noche porque tu vieja no está y a la mañana estás entrenando. No sé de dónde sacás la fuerza para aguantar todo eso”, agregó el actual DT de la Selección Argentina Sub 17.

Aimar jugó apenas dos partidos en su segundo ciclo con River. (FOTO: Getty)

Compenetrado en el asunto, Aimar sorprendió con su testimonio al reflexionar sobre semejante experiencia: “Lo hacés porque sos joven. No sé si lo haría de nuevo, tiene muchas consecuencias. Camino a ser futbolista, salteás una etapa. Uno no puede recibirse sin rendir todas las materias y en ese momento dejás de rendir”.

Capaz de entender los procesos de la vida, Aimar profundizó su análisis durante la extensa charla que le brindó a los alumnos de DeporTEA. “Te dicen que a los 16 años sos un hombre y no lo sos. Sos una piedra que convierte la tristeza que tiene en bronca o en lo que sea para ir a entrenar, a chocar, a correr, a saltar. Y hay materias que no rendiste y te esperan para cuando decidas retirarte”, expresó.

Su último partido oficial fue el 23 de enero de 2018 para Estudiantes (RC)

Lejos de su ciudad natal, Aimar fue contundente al completar la evaluación de aquel momento formativo: “No sé si lo haría de nuevo y tampoco sé si vale la pena. No sé qué hubiera sido de mi vida si no era futbolista y me quedaba en Río Cuarto, estudiando una carrera. Ser jugador de fútbol es extraordinario, pero tiene muchas consecuencias, o por lo menos para mí tuvo muchas consecuencias que no son agradables hoy”.