La Patagonia argentina se vistió de gala este domingo con la disputa de la 13º edición del Gran Fondo 7 Lagos, una de las carreras de ciclismo más emblemáticas de Sudamérica de la que participaron figuras emblemáticas del deporte argentino, algunas de las cuales tenían el escudo de River en común, como Pablo Aimar y Gabriela Sabatini, y junto a ellos el entrenador de la Selección, Lionel Scaloni.
El entrenador de los campeones del mundo y bicampeones de América, quien terminó como el mejor ubicado de los participantes sobresalientes, declaró días atrás que le gustaría dirigir al Más Grande. Scaloni finalizó en el puesto N°35 entre 77 participantes en la rama masculina con un tiempo de 03:12:58.
La carrera consiste en recorrer un tramo de 110 kilómetros que unen San Martín de los Andes con Villa La Angostura y junto a Scaloni estuvieron Pablo Aimar, quien llegó en la posición N°72 y Gabriela Sabatini, 11° entre 15 participantes en la categoría femenina.
Locura por el cuerpo técnico de los campeones del mundo y de América
Pablo Aimar y Gabriela Sabatini: dos campeones de River que participaron del Gran Fondo 7 lagos
La carrera es un clásico del ciclismo nacional, tanto en la disciplina de ruta como de mountainbike, y este año tuvo un récord de participación con 3500 corredores que recorrieron una de las rutas más lindas de Argentina. Aimar, Scaloni y el resto del cuerpo técnico de la Selección que los acompañaron se hospedaron en un hotel de la localidad.
La presencia de algunos de los ex deportistas más destacados del deporte argentino sorprendieron a propios y extraños, cuando fueron vistos pedaleando por el centro de San Martín de los Andes.
Gaby Sabatini: del frontón de River a la cima del mundo
Gabriela Sabatini, que desde su retiro del tenis encontró en el ciclismo su nueva gran pasión, también fueron parte de la carrera en la Patagonia. Cabe recordar que la mejor tenista argentina de la historia surgió en River.
Su primeros encuentros con el tenis ocurrieron en Núñez ya que sus padres eran socios de River y allí pasaban horas y horas confiando en que quien sería tenista profesional sería Osvaldo, el hijo mayor, pero no fue así. Cuando apenas tenía seis años Gaby esperaba que tanto sus padres como su hermano terminaran de jugar sus partidos y combatía el aburrimiento golpeando contra un frontón: “Mientras mis padres jugaban, simplemente agarré una raqueta y tiraba contra una pared durante horas”, contó Gaby.
Fue por entonces una de las hijas de Oscar Marín, entonces capitán del equipo de tenis de River, quien le contó su padre que había una niña a quien debería ver. Sabían de qué hablaban: María Luz Marín ya había sido número uno en infantiles, cadetes y juveniles, y Fabiana Marín le agregaba su propio talento al equipo de tenis del club al que se incorporó Gaby. A partir de allí, Sabatini escribió su historia de leyenda que la llevó a ser nada menos que N°3 del mundo.
