Esta vez hay que decirlo: nos gusta y cae bien el empate. Es la verdad y la expresión más sincera. Si bien nunca es un resultado al que River se aferra ni se abraza, hay que reconocer que la noche de Santiago de Chile no fue fácil. Al equipo se le complicó mucho el partido en el segundo tiempo y por eso nos termina pareciendo un resultado positivo dentro de un contexto de encuentro deslucido para River.
Le costó hacer pie en la segunda mitad y manejar el trámite del juego. Fue superado por Colo Colo. Es cierto que el rival no transformó ese dominio en una catarata de situaciones de gol en el arco de Armani, pero sí empezó a sentirse cómodo y dueño del partido. Lo prepoteó y otra vez en River aparecieron algunas dudas de un pasado no tan lejano. Se vio un equipo liviano. Sin esa polenta fisica que sirva de complemento para cuando se tiene una noche floja en lo futbolístico.
La defensa, la figura de la noche en Chile
La diferencia de aquel pasado a este presente fue que ahora hay una defensa firme capaz de sostener el resultado. Es una realidad que Fabricio Bustos (aún quedando enganchado en el gol), Germán Pezzella y Marcos Acuña son más que Marcelo Herrera, González Pirez y Enzo Díaz. Por este motivo, y también por la muy buena tarea de Armani, es que River no vuelve derrotado de Chile. La defensa hizo lo que no pudieron hacer los volantes: ofrecer resistencia.
El mediocampo no estuvo a la altura de lo que se precisaba en un momento adverso. La excepción fue Matías Kranevitter, quien jugó un muy buen partido, desde la ubicación, el quite y el estar siempre bien parado para recuperar cada pelota que pasaba por su sector. El resto liviano. Muy liviano. Santiago Simón influyo poco y nada. Nacho Fernandez fue de mayor a menor y sintió el desgaste fisico, Maxi Meza no encaró ni gravitó jamás y a Claudio Echeverri se le nota su inexperiencia y falta de roce internacional para jugar esta clase de partidos calientes en condicion de visitante.
Este andar liviano de la mitad de cancha provocaba que los laterales no asuman ningún rol ofensivo para no debilitarse atrás y que Miguel Borja juegue aislado, solo contra el mundo en un rol en el que claramente el colombiano no se siente cómodo. No funcionó River a la hora de sostener la pelota. No la podía mantener ni tampoco juntar 7 u 8 pases en una misma jugada. Así como la recuperaba la perdía. No la aguantaba arriba, no la movía en el medio y la pelota paso a ser tenencia exclusiva del equipo local.
Cambios que no aportaron soluciones
Carlos Palacios empezó a jugar y a ser un problema sin solución para River. Ni siquiera se pudo meter al menos una contra para salir del asedio. Las pelotas que salían desde el fondo nunca eran claras ni tenían un destino preciso. Tampoco funcionaron los cambios. Facundo Colidio entró en una versión apática, de esas que desorientan. Pasó de un gran partido como Atlético Tucumán a una actuación pobre frente a Colo Colo. A favor del ex hombre de Tigre es real que le tocó jugar en el peor momento del equipo pero también es cierto que desde la actitud y la entrega pareció entrar con una marcha menos y sin el sacrificio que el momento exigia.
En la misma sintonia ingresó Rodrigo Villagra. No pudo hacerse fuerte en la marca, corrió mucho atrás de la pelota y no mejoró un sector que necesitaba reforzarse. Por eso Marcelo Gallardo pensó en él para ese momento crucial del partido pero no lo hizo bien. Villagra deberá superar pronto el período de adaptación y convertirse en ese volante de gran rendimiento que tuvo Talleres y por el cual River decidió invertir fuerte en su pase. Hasta ahora lleva nueve meses de una explosion que nunca llega.
Ni él ni Nicolás Fonseca parecen estar a la altura de un eventual reemplazo de Kranevitter. Al menos es lo que se observó en un momento caliente y delicado del encuentro disputado en Chile.
La revancha en casa será diferente
Pienso, creo y estoy convencido que la historia en Buenos Aires será diferente. Por eso afirmo que el resultado conseguido en este partido de ida es positivo. En la Copa Libertadores es importante no perder de visitante y más cuándo tenes la oportunidad de definir de local. En eso River se trae de Chile un aprobado. En el Monumental la historia será distinta a lo sucedido en el “Monumentalito” (escenario chiquito, de apenas 40 mil espectadores y sin grandes triunfos históricos) de Colo Colo.
La cancha de River será un verdadero infierno para los chilenos. Habrá 90 mil personas alentando y empujando a su equipo para lograr el triunfo. Esto condiciona siempre el factor anímico del contrario. Ya todos sabemos de lo que es capaz de provocar esa energía única que se vive en casa durante las noches de Copa.
En el medio, el superclásico
Es cierto, en el medio hay un partido muy especial para el público millonario que es el Superclasico con Boca. ¿Que hay que hacer en La Bombonera? Soy de los que creen que el objetivo importante es clasificar a semifinales de Copa Libertadores. No desconozco lo que significa un partido contra ellos. Al contrario. Quiero ganarles en fútbol, voley, basquet, handball, hockey, a la escoba del 15 y hasta en la Play Station. Pero lo que está en juego el martes no estará en juego el domingo. Y el martes el equipo debe llegar fresco y entero.
Teniendo claro eso, deberá ser decisión de Gallardo y los jugadores sobre que tan perjudicial para el fisico puede resultar tener que jugar 72 horas antes. Ahí es donde el DT nos saca ventajas a los que estamos afuera y opinamos sin conocer al detalle la intimidad del plantel. Bienvenido sea el equipo más competitivo posible para ganarle a Boca en su cancha. Sería una alegría hermosa, pero insisto que River no debe desenfocarse de lo que realmente importa. Eliminar a Colo Colo para clasificar a Semifinales y estar a solo tres partidos de ese sueño que tenemos todos de poder conquistar y levantar la quinta Copa Libertadores en la historia de este Club.