La historia de Joaquín Irigoytía es un cruel pero fiel reflejo de lo que puede ser el fútbol y sus vueltas. Un arquero que supo ser el mejor juvenil del mundo y que era el futuro del arco de River, pero que se fue “horriblemente mal” del club, y años después le perdió el encanto al deporte. Hoy es abogado, y reveló detales inéditos sobre su no tan grata estadía, Gallardo, y mucho más.
Amadeo Carrizo es palabra santa a la hora del arco, y fue él quien le dio comienzo a la prometedora historia del oriundo de Paraná en el Más Grande. “Me vio dos o tres veces en Gualeguaychú porque iba mucho por trabajo. Le comentaron sobre mí, me vio y yo pensé que iba a ser un contacto así nomás, pero tuve una relación hermosa. Cuando me fui a probar había muchos chicos, él fue, se quedó y le dijo al DT que me estaba viendo, que me preste atención. Decía que yo era su pollo y fue algo hermoso aprender y hablar con él”, recordó Irigoytía en una entrevista con Bolavip.
Después de no tener muchas chances al ser el quinto arquero de su categoría, el todavía adolescente tuvo su oportunidad y no la desaprovechó. “Los últimos cinco partidos de la Octava los jugué y anduve muy bien. Al año siguiente me convocaron a la Selección Sub 17. No viajé al Sudamericano porque era el tercer arquero pero me sirvió la experiencia”, continuó su relato. Ese fue un primer punto de inflexión en River, ya que a partir de allí comenzó a atajar. El otro fue en Reserva, bajo las órdenes de Alejandro Sabella, donde coincidió con Marcelo Gallardo. “Lo imaginaba de DT porque en partidos por más que tenía pulsaciones arriba, iba charlando sobre cómo veía los partidos, quién iba a entrar, quién salir, se veía que entendía bien el juego“, puntualizó sobre el Muñeco y su maravilloso porvenir como entrenador.
Irigoytía: el recuerdo de la Copa Libertadores 1996 y sus diferencias con Ramón Díaz
“Jugué uno o dos partidos que no fueron tan relevantes. Después fui al banco a todos”, fue su propio balance sobre su performance individual en la segunda conquista continental del Millonario. De esa Libertadores, el arquero destacó a Crespo y a Francescoli, y habló sobre Ramón Díaz.
“Aprendí muchísimo y su gran virtud es haber aprendido, más que nada a respetar al jugador. Él se dirigía ante los jóvenes de una manera que no me gustaba, yo hubiera preferido otro trato. Por ahí era cuestión de modos o formas, no tenía la llegada al jugador que evidentemente ahora mejoró, porque sabe mucho de fútbol, los títulos lo respaldan. Creo que en aquel momento no era ni por asomo lo que fue después, pese a ganar esa Copa, porque tuvo jugadores que eran técnicos dentro de la cancha y lo ayudaron mucho. Después se ayudó él, siempre fue un técnico importante y se lo ganó“, expresó sobre el Pelado.
Irigoytía, de ser el nuevo Fillol a irse de River
En 1995 Irigoytía no solo fue el arquero de la Selección Argentina campeona del Mundial Sub 20 que venció en la final a Brasil, sino que además fue elegido como el mejor arquero del torneo. Sus actuaciones y su vínculo con River le valieron la comparación con el Pato, símbolo de los tres palos. “Fue medio raro ser mencionado el ‘nuevo Fillol’. En el club la tuve que pelear y tuve que ir al juvenil para que me noten y vean que existo”, aseguró.
Y siguió: “Después empecé a entrenar con Primera, con tres o cuatro partidos en Reserva. Tenía más partidos en el plantel de Primera que en el de Reserva. Son momentos, era muy joven y me hubiera gustado tener un tiempo más para adaptarme. Entré muy arriba, después podés bajar un poco el nivel hasta que te asentás. Me la pasaba prácticamente concentrando y no estaba acostumbrado“. El entrerriano opinó que “ahí me tendrían que haber dicho ‘dale, seguís’, pero ahí me volvieron a sentar” y reconoció que “eso me afectó un poco” y que “después se hizo más difícil porque vino Bonano, un excelente arquero”.
Sin lugar en Núñez, Irigoytía pasó a préstamo al Hércules español en enero de 1998, pero finalizada la cesión el club no lo compró y regresó al Millonario. “Fueron esas ganas de jugar. River no me quería dar a préstamo y me tasaron en un precio alto. En un momento estuve cerca de ir a Central con Russo, pero como echaron a Bonano en Supercopa, para hacerme ir al banco en un partido, me voltearon la posibilidad que hubiera estado buena“, lamentó el ex futbolista.
Y añadió: “Me empecé a enojar con la situación, porque me resultó hasta una falta de respeto a un chico del club, porque había hecho mis méritos, siempre sumé y trabajé mucho. Esa situación me fastidió. Por ahí se me mezclaron las ganas de jugar con esa situación y me fui a un lugar al que no me debía haber ido. Ramón quería que me quedara, pero me fui. Pensé más con el corazón que con mi cabeza y con el diario del lunes me di cuenta de que me había equivocado“.
El post River y la nueva vida de Irigoytía
Ya en ese entonces, fastidiado por la situación, Irigoytía, con toda una carrera por delante, empezó a desencantarse del fútbol. “Hay mucha mezquindad. La no ida a préstamo, el hacerme esperar y la mezquindad de los dirigentes que había me molestó porque eran oportunidades para que yo haga experiencia. River no es para experimentar y lo comparto, más en un arquero. Era darme a préstamo. Después cuando volví no me querían porque me había ido a préstamo, entonces me compré la mitad del pase y la otra la compró Colón“.
Su salida definitiva del club que lo formó y lo vio nacer no fue para nada grata: “Me fui de River horriblemente mal, me acuerdo de todos los dirigentes de ese momento y cuando descendió me acordé de todos ellos porque fueron parte activa de lo que pasó. Lo lamenté porque soy hincha, pero en el fútbol y en el deporte, si tomás malas decisiones las pagás a la corta”. Estuvo casi tres años en Colón, y después pasó por Cerro Porteño de Paragay, Cobras de México, Almagro, Lanús y Aldosivi, donde se retiró en 2006 para ser abogado, Profesión que ejerce hasta la actualidad y en la que ha encontrado el éxito, primero sumándose a un negocio familiar, y luego fundando él su propio estudio.
“Estoy desligado por completo del fútbol. A la cancha fui cuando muy amablemente me invitó River y me encontré con un club europeo dentro de Argentina, quedé impactado porque nunca más volví a una cancha de fútbol, no voy a la cancha y no voy a ciertos lugares de los que me fui de la manera en la que no hubiera querido. Me costó mucho, pero lo tomé como un desafío. La gente me hizo sentir súper bien tratado, pero me cuesta“, contó Irigoytía. Y completó: “Con amigos tampoco juego al fútbol, hago ejercicio. En su momento me enganché con el golf y ahora voy a volver porque me sirve para desenchufarme. Me han invitado a jugar al fútbol, a veces quedo mal, pero prefiero que no. La última vez que jugué fue con amigos, me pusieron de carrilero y me fusilaron, ja. Fue una etapa tan hermosa que la quiero mantener así, ya no me disfrazo más de jugador de fútbol”.