Diego Borinsky la vio antes que casi ningún otro. En febrero de 2014 le hizo su clásica y prestigiosa entrevista de 100 preguntas a Marcelo Gallardo. Allí le preguntó si iba a dirigir a River, lo que empezó a ocurrir tres meses después para ser y hacer todo lo que vino después. Para el Muñeco y el Millonario, la gloria máxima. Para el periodista, uno de sus trabajos más destacados, la biografía autorizada del DT para ser, desde entonces, uno de los que más acceso tuvo a su círculo íntimo y, así, conocerlo como pocos.
Borinsky escribió la biografía de Gallardo en tres tomos: Gallardo Monumental, Gallardo Recargado y Gallardo Eterno, para lo cual pasó horas y horas hablando con él y entendiendo cómo piensa, cómo siente. ¿Cómo piensa y cómo siente este Gallardo de hoy? Lo cuenta en una charla con La Página Millonaria.
El periodista Diego Borinsky escribió la biografía de Marcelo Gallardo en tres tomos.
Si tuvieses que escribir un cuarto libro de la biografía de Marcelo Gallardo basado en el reciente ciclo, ¿Cómo lo titularías?
-Para poner en contexto, cuando hice el primero de Gallardo, que fue a los tres meses de asumir, me acuerdo que fui un jueves a River Camp, previo al domingo en el que River jugó con Boca el primer Superclásico que él dirigió, que fue aquel el que puso a Pezzella de nueve, o sea, no había ganado nada, pero le dije, “Marcelo, nunca vi jugar así a River, tenemos que hacer un libro, esto va a quedar en la historia”. Se dio así y en ese momento me acuerdo que pensé varios títulos, pero la editora en un momento me dice: Gallardo Monumental. Bueno, salió en diciembre de 2015 e iba a ser un único libro, pero después él siguió, ganó lo que ganó y con el mismo estílo de una palabra, titulamos Gallardo Recargado. Luego, el último de los tres ya no pude contar con su participación, aunque hubo intercambio de mensajes, pero sí entrevisté a sus colaboradores y demás, ya retratando el final y se llamó Gallardo Eterno. Yendo a tu pregunta, obviamente que en esta circunstancia no querría pensar en un libro, pero si tuviera que titular, esperando que pueda rehacerse para el comienzo del año que viene, capaz iría por Gallardo, la reconstrucción.
¿Cuál fue, para vos, el mejor año de Gallardo en River?
-Y… el del 19 para mí fue el mejor River de todos. Gana la Recopa mitad de año, llega a la final de la Libertadores que no la gana por nada y a fin de año la final de la Copa Argentina con, creo, los mejores goles que le vi al equipo, ante Central Córdoba, y ya a comienzo del 20 gana el campeonato que correspondía a buena parte del 19.
¿Y el peor?
-El 22. Fue un año muy malo y se termina yendo. Él ya estaba desgastado, pierde los dos clásicos, no gana ningún título, eliminado por un Vélez muy flojito en octavos. Pero bueno, ahora ya va un año y medio sin ganar nada…
Marcelo Gallardo quiere volver a ser.
Has tenido horas y horas de charla con Gallardo y su círculo más cercano, te ha recibido en su casa, en su oficina, te contó historias únicas. Es decir, lo conocés como pocos. ¿Cómo lo ves hoy?
-Nunca le pasó estar así y sí noto, a través de mi grupo de amigos y de un chat en el que estoy con otros 85 hinchas de River más lo que leo en redes sociales, y sacando a los que se quieren hacer notar o de los que faltan el respeto o pierden la memoria, nunca pasó que haya tanta gente que cree que no le va a encontrar la vuelta y que lo mejor sería que se vaya. Es una realidad…
¿Creés que le va a encontrar la vuelta? O, mejor, ¿que hay una reconstrucción posible?
-Bueno, hace bastante que no lo veo, La última vez fue a fines del 22, cuando dejó River. Sí después nos mensajeamos, más que nada saludos, pero bueno, es lo que deseo, aunque por supuesto que uno tiene dudas, pero me parece que si alguien merece una chance y que se la ganó justamente es él.
Que se ganó su chance, sí. Pero ¿con qué argumentos seguir después del último año y medio?
-Bueno, con nuevas reglas, con un nuevo presidente, con nuevos contratos, con distintas situaciones, con una limpieza grande. A mí no me gusta la billetera sin límite. Cuando él llegó a River trajo solo a dos jugadores: Leo Pisculichi y Julio Chiarini y después volvieron de sus préstamos Carlos Sánchez y Rodrigo Mora. Con eso repetía el mismo equipo e hizo debutar a Boyé, a Simeone, a Driussi y se las arregló. Entonces, yo creo que uno de los errores de ahora es el “traeme, traeme, 10 palos, 15 palos”. No, no es así, hay que bajar un poquito los decibeles. Para mí River tiene que traer dos o tres refuerzos como mucho y después apostar a los pibes como Ruberto o Lencina, que tienen que empezar a jugar.
Marcelo Gallardo con Agustín Ruberto.
Y volviendo a tu percepción del 50/50, es decir, la opinión dividida entre los hinchas que creen que Gallardo tiene que irse y los que confían en él para seguir, ¿qué análisis hacés?
-Bueno, con todo este este mar de fondo se leen y escuchan muchas cosas. Leí a alguno decir que ‘River y Gallardo ya están mano a mano’, como diciendo, ‘bueno, ganó todo lo que ganó, pero ahora es un desastre’ y no, no, perdóname, pero no. Ganó una cantidad de títulos impensada y entre ellos está Madrid, que va a ser imposible de superar.
Dicen que Gallardo ya no es el que era…
-Nadie es el que era hace 10 años. Eso no quiere decir que no tenga ganas o que no se autoexija, algo con lo que se enoja cuando le preguntan.
Bien. Entonces, ¿cómo era el Gallardo de hace 10 años?
–Era una bomba a punto de explotar, tenía unas ganas impresionantes de trabajar, ya se había preparado bastante. Se dio que estaba a punto de firmar con Newell’s y que River lo fue a buscar en ese momento donde Gallardo no le dio tiempo a la gestión de D’Onofrio, que acababa de ser elegido presidente, de pensar. Les dijo “no hay tiempo porque estoy a punto de firmar con Newell’s” y bueno, ahí arrancó. Él le trajo a River una cabeza distinta que fue fundamental para todo el crecimiento institucional que tuvo River, que fue impresionante. Fue una conjunción de cosas.
¿Y cómo es ahora?
-Bueno, viene de sufrir pérdidas humanas muy importantes. Muy. En el plazo de estos 10 años murieron su mamá, su papá y Juan Berros, su representante desde los 17 años, una figura clave para él. Además, cuando se fue de River no se le dio el club de Europa que él imaginaba, que era el Barcelona, que lo vino a buscar, después tenía casi todo arreglado con con el Marsella, me consta, pero se bajó sobre la hora porque no la vio, él en ese sentido es muy reflexivo y se fue a Arabia porque era una propuesta irresistible, pero no le fue bien allá.
¿Podés profundizar en la relación Gallardo-Berros?
–Juanito fue su representante toda la vida y su muerte fue un impacto muy fuerte. Era alguien que también lo contenía y que era importante en las decisiones que tomaba. Sin dudas está sintiendo esa ausencia.
¿Y creés que hay alguien que le dice que no a Gallardo?
-Bueno, Biscay y Buján son sus amigos de la adolescencia, vienen juntos desde las inferiores de River y los escucha, pero el que decide es él. Por ahí justamente el que era más terminante era Berros, pero obviamente lo quería un montón y era un tipo que le faltaría hoy, me parece. Era el que le cantaba las 40, ¿viste?
Juan Berros, el tercero desde la izquierda. El representante de toda la vida de Marcelo Gallardo.
Y entre lo que fue y lo que es, ¿hay algo que sigue siendo igual en Gallardo?
-Tampoco es que somos amigos ni nada, pero bueno, estuve en su casa, en distintas casas, tuve más charlas que los demás… algunos dicen: está más soberbio y no, siempre fue igual, siempre fue un calentón, siempre tuvo esa personalidad que también lo llevó a, con todos las problemas físicos que tuvo, siempre igual pedía la pelota, siempre encaraba a los presidentes o se peleaba con la barra, siempre fue igual. Nada, la debe estar pasando pésimo porque River es su casa y la verdad es que tomó decisiones bastante erróneas.
Gallardo la debe estar pasando pésimo porque River es su casa y la verdad es que tomó decisiones bastante erróneas
Diego Borinsky. Biógrafo de Marcelo Gallardo.
¿Como cuáles?
-Está está más o menos a la vista que se equivocó en planteos, en que a veces no sabés a qué juega el equipo. Tiene la pelota y no sabe qué quiere hacer.
¿Podrá Gallardo reconvertirse en River?
¿Y viste algo más allá de los futbolístico en esta etapa de desplome?
-Yo creo que esa saturación, ese cansancio de no haber casi parado en este último año… Saturación de los jugadores también en relación al vínculo con el técnico. Hacía falta parar, hacía falta este tiempo de receso. Yo creo que eso influye mucho. Espero que ahora todos estén refrescando las cabezas.
¿Y cuánta paciencia creés que le queda al hincha en cuanto a los jugadores que quedan, ahora que ya se fueron los héroes de Madrid?
-Estamos en una era de sentenciar rápido. Se escucha mucho que Galarza no puede jugar en River, que Portillo no puede jugar en River… Llegaron hace tres meses y en un contexto de equipo que anduvo muy mal es muy difícil que anden bien. Si hasta hasta Martínez Quarta y Montiel, tipos que cuando llegaron todos decíamos que estaban bien traídos, bajaron su nivel. Y sobre Enzo, Nacho, Casco y Pity… la verdad que esto de poner a Madrid como algo negativo me saca de las casillas. Madrid es lo más grande que hubo.
Dijiste que no sos amigo de Gallardo, pero que sí tuviste más charlas que los comunes. ¿Cuál fue, si te acordás, el primer mensaje que le mandaste?
-Eeeeh, para hacerle la nota de las 100 preguntas de El Gráfico, en febrero del 2014, por WhatsApp. Yo ya la había hecho varias notas como jugador, pero no existía el WhatsApp en ese entonces. Me acuerdo que le escribí algo así como: “Tengo unos pesos para apostar con mis amigos, ¿vas a ser el próximo técnico de River?” Y me dijo: “Sí, sí, en algún momento lo voy a ser”.
Marcelo Gallardo. De River.
Y hoy, ya con el año terminado como terminó: qué le escribirías, si tuvieses que mandarle un mensaje, y si apostarías unos pesos para lo que viene.
-Lo invitaría a tomar un café y le diría que va a salir todo bien. Nada, confío en él. Tiene esta última bala porque siempre se dice que River está por encima de todo y yo estoy de acuerdo, por supuesto, pero este tipo hizo muchísimo para que River esté ahí arriba. Sobre todo en el ámbito internacional, donde dábamos pena. Yo estuve en la cancha de Gremio en la semifinal de la Libertadores del 18 y escondían las pelotas, entraba el carrito cinco veces a atender el arquero, o sea, River generaba miedo en Brasil, donde siempre dio lástima. Repito: River está por encima de todo, pero me parece que Marcelo merece la chance de por lo menos tener el año que viene. Esperemos que el día que se vaya, se vaya ganador.
¿Cómo es Marcelo Gallardo por fuera de lo que todos vemos?
-¿Cómo es? Muy cálido, te mira los ojos cuando estás hablando y si no lo mirás te pide que lo hagas. Una persona que te hace sentir cómodo. También es lo que dije antes: calentón, que cada tanto se le cruzan los cables, a veces caga pedos a alguien, pero después le dice ‘no, bueno, mirá que no lo hice de tal manera’, y muy exigente. Eso no lo cambia.
¿Y qué creés que pasa hoy por su cabeza?
-En la última conferecia, después de la elminación con Racing, él dijo que sufrió golpes muy fuertes en el último tiempo, pero que ahí estaba e iba a seguir estando. Tiene esa esa fortaleza interior y por eso yo cuando alguno decía ‘se va a querer ir‘… Nada, ¿qué se va a querer ir? Quiere quiere revertirla, no se banca esta situación. Él está convencido de que todavía le queda suficiente para seguir sumando en River.
Si lo que viene para Gallardo no es bueno, ¿cómo creés que la gente lo despediría?
-(Se ríe) No, por favor, no tengo dudas: Gallardo está en el corazón de todos. Cuando en los programas dicen que pone en juego la estatua. ¿Qué carajo tiene que ver? Lo que hizo y lo que ganó fue algo maravilloso. El símbolo es Madrid, pero es mucho más. Todo lo que generó internacionalmente, los mano a mano con Boca, las eliminaciones, los títulos. Ni en pedo se mancha eso y si bien acepto y me parece lógico que haya mucha gente que crea que no lo va a poder dar vuelta, el amor va a estar siempre. En el Monumental siempre se va a escuchar “Muñeeeeco, Muñeeeeco”.
