Una de las tantas reglas instaladas en el fútbol es que en todos los mercados de pases veraniegos aparece alguna novela que rompe con todos los moldes, o que se alarga casi interminablemente. Pero ni el más pesimista de los hinchas de River elucubró que el gran protagonista de la de este receso iba a ser ni más ni menos que Claudio Echeverri, y menos aún de la manera en la que se desarrolló el primero de los capítulos. En medio de los festejos de campeón y unos minutos después de haber disputado su primer partido como titular con la banda roja, el Diablito rompió con todos los moldes y cambió completamente el foco de la vuelta olímpica, y lo hizo en más de un micrófono.

En ese instante tanto propios como extraños quedamos boquiabiertos por los efectos de la sorpresa, y con el correr de las horas y de los días empezamos a encontrar algunas respuestas. Por un lado, no se puede obviar el hecho que Echeverri expuso la que considero como la declaración más triste y absurda que haya escuchado de un futbolista que está posicionado como la máxima promesa de nuestras Inferiores. Triste por haber dejado a River en un segundo plano, y absurda por el contexto anteriormente mencionado.

En las últimas horas se dio a conocer que hay un interés real y concreto del Manchester City por el chaqueño que la rompió toda en el Sub 17 y que jugó una final más que aprobada frente a Central. El pibe ya conociendo mucho de esa propuesta europea, y también muy mal asesorado por parte de su entorno, vomitó frases que tendrán un costo muy alto en lo inmediato, porque no tomo consciencia del lugar en donde está y todo lo que significa tener la oportunidad de llevar la camiseta más linda, importante y pesada como la del club que lo acobijó desde hace casi una década.

Ahora llegará el momento de demostrar con hechos y por qué no también con palabras que existe un arrepentimiento por las frases desafortunadas, y considero 100% que la situación puede revertirse con el paso del tiempo y una buena actitud de su parte. Queda claro que su “no voy a renovar” no estaba ligado al hecho que se iría libre porque ésa nunca fue una opción viable en su cabeza, pero es cierto que no encontró la mejor manera de decir las cosas y que debe asumir como tal esos errores. Parece mentira que un chico que tenía el 100% de aceptación y el cariño de todo el mundo River haya convertido todo ese petróleo valioso en una reprobación casi unánime de los hinchas, justificada por cierto. Pero no se puede dejar de lado que tiene 17 años, y que todos nos podemos equivocar o arrepentirnos cuando cometemos una fuerte equivocación.

Hoy el hincha está dolido porque siente que le tocaron su orgullo, y el enojo tiene las razones justas porque los manejos estuvieron lejos del ideal. Pero hay que ser cuidadosos y por lo menos hay que darle la chance de redimirse, y confiar además en que el club pueda conseguir el mejor acuerdo posible desde lo deportivo y lo económico. Es una novela diabólica e impensada que promete muchos más capítulos diarios y que ojalá pueda empezar a revertirse favorablemente, porque sería una picardía enorme perdernos la posibilidad de disfrutar el talento de un futbolista que nos puede dar muchísimas soluciones y alegrías dentro de la cancha, y del cual acompañamos tantos años su crecimiento con una enorme expectativa.