Con una idea de juego definida que mostró momentos muy interesantes, River ganó su segunda amistoso de la pretemporada. El Más Grande se impuso 4-1 sobre Millonarios.
Hay una idea. Existe un plan de juego que se potencia con el transcurso de los entrenamientos. River continúa creciendo futbolísticamente, se ilusiona con un futuro exitoso para conquistar nuevamente la Copa Libertadores. Y si bien los amistosos de pretemporada posee un valor relativo, el 4-1 de esta noche contra Millonarios dejó algunas muestras de alto rendimiento colectivo e individual.
Hubo movilidad, criterio y buena circulación del balón
Más allá de las facilidades que concedió el fondo del conjunto colombiano, River exhibió un funcionamiento de equipo consolidado en cuanto a una premisa. La búsqueda fue bastante clara, ejerciendo el protagonismo desde el principio, a través de un dominio nítido en la zona de volantes, permitiendo que los delanteros y mediocampistas de creación pudieran asociarse para generar riesgo permanentemente.
En ese contexto, Gonzalo Martínez se lució con dos asistencias: una para que Milton Casco señalara el 1-0 y otra que le dio el 2-1 a Lucas Pratto, en ambos casos mediante sendos derechazos cruzados. El Pity se movió de manera constante, provocando infracciones, desconcertando a los rivales y respaldado por una tarea destacada de Ignacio Fernández, cuyo punto de partida fue sobre la banda derecha.
River mostró mucha inteligencia para manejar la pelota en campo rival
Pese a que Ayron Del Valle marcó el 1-1 parcial aprovechando un mal retroceso de La Banda, hubo una supremacía muy notoria de River. Jamás se desesperó y, aunque tuvo un momento durante el que su performance decayó, elevó su desempeño en la segunda parte. Pratto siguió sumándose al circuito de juego, Ignacio Scocco marcó un golazo de tiro libre y el ingresado Rafael Borré puso el 4-1 definitivo.
La victoria tiene un valor relativo, es importante remarcarlo, pero fue muy positivo que River desarrollara una idea contundente. Dominó el partido de punta a punta, manejó la pelota, supo dónde acelerar, cuándo meter la pausa, avanzó en bloque y, amén de algunos desajustes atrás, logró un andamiaje sincronizado entre sus líneas. Hubo movilidad, intensidad para la recuperación y eficacia para triunfar por goleada. Éste el único Millonario.
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