Hay victorias que marcan favorablemente un antes y un después no solo para ganar títulos, sino además para generar un quiebre histórico en un momento puntual. Y para una buena parte de los hinchas de River, lo que ocurrió el 30 de marzo del 2014 en la Bombonera reúne todas esas cuestiones, y no solo por tratarse de un Superclásico.

Este sábado se cumple ni más ni menos que una década de lo que fue aquel 2-1 en la cancha de Boca con Ramón Díaz en el banco de suplentes y que abrió camino a lo que sería la futura consagración en aquel Torneo Final, como se denominaba la Liga de nuestro país en aquellos tiempos y que sería también el puntapié inicial de todos los logros que llegarían meses y años después de la mano de Marcelo Gallardo como entrenador.

Curiosamente a los 10 años cumplidos de ese triunfo inolvidable para las retinas de los hinchas de River, los autores de los goles están formando parte del actual plantel del Más Grande. Manuel Lanzini fue la gran figura aquella tarde/noche en la casa del clásico rival, porque a su gran definición para abrir el partido se le sumó esa hermosa asistencia desde el tiro de esquina para que Ramiro Funes Mori se eleve en lo que sería un salto de tintes históricos por lo recordado hasta la actualidad.

Otras de las tantas apostillas de color de aquel domingo fueron en primer lugar que Funes Mori jugó por primera vez como lateral izquierdo, debido a una suspensión que tenía Leonel Vangioni, y por otra parte que Juan Román Riquelme, presidente actual de Boca, en su festejo de gol de empate parcial se acercó hasta el banco de River a decirle a Ramón que aquel día no íbamos a ganar. Qué equivocado estaba.

El “no fue córner” que sigue siendo motivo de cargada hacia Boca

El último de los grandes detalles ligados al folklore que dejó aquel partido en la Bombonera fue el reclamo desmesurado de todo el mundo Boca por la jugada que derivó en el tiro de esquina que definió el partido a favor de River. Allí Hernán Grana, defensor Xeneize, se barrió para defender una pelota peleando con Lanzini, quien apenas se fue afuera salió corriendo para el tiro de esquina sin importar en quien había rebotado. El resto es historia grande.