River se llevó tres puntos muy importantes de su visita a la cancha de Vélez. No sólo superó a un equipo que ostentaba 358 días sin caer en el estadio José Amalfitani, sino que además escaló en la tabla de posiciones para quedar séptimo, en zona de clasificación de Copa Sudamericana y a seis unidades del último acceso a la Libertadores. El 2-1 de esta noche tuvo como pilar indispensable a Franco Armani, pero también un funcionamiento fuerte en lo colectivo e individual, así como también los cambios determinantes de Marcelo Gallardo.
A diferencia del año pasado, cuando El Fortín se impuso 1-0 gracias a un enorme despliegue físico que doblegó ampliamente al Millonario, esta vez la situación fue distinta. Todo River estuvo a la altura de las circunstancias para luchar por cada pelota dividida y no dar por perdida ni siquiera aquellas que estaban al borde de los límites del terreno de juego, circunstancia que se dio permanentemente.
En ese contexto de batalla constante, River nunca regaló nada. Sufrió en el primer tiempo al punto de que Armani le atajó un penal a Rodrigo Salinas tras una infracción dudosa de Javier Pinola sobre Lucas Robertone. Sin embargo, la segunda parte sirvió para que El Más Grande revirtiera su imagen porque creció futbolísticamente. A los tres minutos se puso en ventaja porque Nicolás De La Cruz asistió a Rafael Borré, quien definió muy bien ante la salida del arquero Lucas Hoyos.
La actuación de River comenzó a justificar poco a poco esa ventaja parcial. Con De La Cruz en buen nivel, Borré perseverante en cada sector y una tarea sólida en todas las líneas, el equipo se hizo fuerte frente a un adversario muy difícil que no perdía en su casa hace 14 partidos. Como si fuera poco, los cambios resultaron letales: Matías Suárez robó una pelota que culminó en penal, expulsión de Gastón Giménez y gol de Juan Fernando Quintero.
Pese a que Vélez descontó sobre la hora a través de Álvaro Barreal, River supo sostener el triunfo parcial para transformarlo en definitivo. De esa manera, consiguió tres puntos excelentes por el presente de su oponente, la localía inexpugnable que tenía y el valioso salto en la tabla de posiciones. Ahora se viene Racing, otra prueba para que el Millonario continúe demostrando por qué es el campeón de América.