Corría el año 1995 cuando Jaime Enrique Quintero Cano debió presentarse al Servicio Militar Obligatorio en el cuartel de la Brigada IV de Medellín. Hay varias versiones sobre lo que aconteció después, sin embargo la realidad es que jamás ha regresado a su hogar y lo último que han sabido de él es que las autoridades pertinentes lo apresaron de forma cruel para luego no saberse más de su paradero.

Este señor, que en el fútbol era diestro, rápido y de buen remate, es el padre de Juan Fernando Quintero. Sí, es el papá del futbolista de River, que sólo compartio dos años de su vida con él y no tiene recuerdos de ello. Y allí estuvo Lina Paniagua, la mamá del 10, quien ocupó su rol y el de Jaime para acompañar al pequeño jugador en su sueño por triunfar.

Claro que no fue nada fácil: además de la coyuntura familiar, se le sumó el débil panorama económico de la familia. Y esto fue relatado por Jorge Betancurt Quiróz, primer entrenador en la carrera de Quintero: "Juan Fernando siempre ha tenido una persona muy linda como lo es doña Lina, su mamá. En todos los partidos y en todos los entrenamientos lo acompañaba. Es la persona que tuvo que ser papá y mamá a la vez, por lo que ocurrió con el papá. Pero también hemos tenido dirigentes muy queridos. Se trata mucho al niño, al joven, se trata de que ellos sientan que están arropados por buenos dirigentes".

"La situación económica de la familia fue muy complicada. Pero aquí fue algo muy grandioso para ellos porque Envigado los ayudó mucho. Inclusive a doña Lina le colocaron un salón de belleza en el municipio de Envigado y los trasladaron del barrio Villa el Socorro a Envigado para que estuviese más cerquita de los escenarios deportivos donde él entrenaba y así doña Lina poder tener su salón de belleza y conseguir unos pesitos y tener mejor economía", confesó quien conoció al pequeño Juanfer con tan sólo ocho años.

Por otra parte, "Chucho" (así apodan al entrenador), reveló detalles de los primeros pasos de Juanfer como futbolista y los inicios de su secreto del éxito: "Siempre ha sido un niño muy aplicado, cuando estuvo con nosotros siempre se quedaba practicando la cuestión de tiros libres y los tiros de esquina, que siempre intenta meterlos como gol olímpico". 

De todas formas, y pese a ser muy aplicado, en una semana Quintero faltó a los entrenamientos y como castigo lo mandaron al banco en el partido siguiente. Pero tuvo que entrar faltando muy poco para cambiar la realidad de su equipo: "Ante todo, estamos formando personas. Ha sido una persona muy atrevida. Y ese fin de semana, faltando diez minutos ibamos perdiendo 2-1 en una categoría preinfantil. Con un tiro libre empató el partido, y finalizando el partido pateó un penal y terminamos ganando 3-2".