La historia de Rodrigo Mora en este último año y medio amerita un capítulo en esa clase de libros de superación que se encuentran en muchas librerías. El 14 de mayo de 2017, justo después del triunfo por 3-1 del Millo frente al eterno rival en la Bombonera (goles del Pity, Alario y Driussi), el delantero sufrió una lesión en la cadera que hizo preocupar -y mucho- a los médicos del cuerpo técnico.

Una necrosis aséptica en la cabeza del fémur dejó a Mora fuera de las canchas durante más de siete meses. Recién en enero de 2018 volvió a entrenarse con normalidad y pudo realizar en buena forma la pretemporada que La Banda hizo en Estados Unidos. Y pasito a pasito, el charrúa logró recuperar terreno en el conjunto de Marcelo Gallardo.

El domingo 28 de enero volvió a actuar de manera oficial con el manto sagrado, en la derrota por 1-0 contra Huracán, en Parque Patricios. Y así fue como Mora volvió a sentirse jugador y útil tanto para el Muñeco como para River. De hecho, el comienzo del año de ninguna manera fue bueno para el equipo, pero el uruguayo daba que hablar con sus buenas actuaciones y esa energía positiva que manifestaba cada vez que le tocaba ponerse la camiseta.

 

A su vez, el uruguayo fue el primer jugador de River en marcar un gol en la Libertadores. Ocurrió el 1 de marzo pasado, cuando el Millonario igualó 2-2 con Flamengo en Brasil y por la primera fecha de la fase de grupos. Sí el primer semestre de Rodri fue muy bueno y superó la expectativas de los hinchas. 

Sin embargo, Mora no logró sostener ese buen nivel y para colmo tuvo mucha competencia en la delantera: Rafael Borré levantó su nivel y Lucas Pratto e Ignacio Scocco terminaron siendo prioridades en la consideración del DT. Frente a esto, debió esperar su chance desde el banco de suplentes en partidos de Copa y pasó a sumar más minutos en encuentros de la Superliga.

Y ahora que Scocco no se recuperó de la lesión en el gemelo derecho, y quedó descartado para la finalísima ante Boca, al delantero se le abrió una puerta importante en el equipo de Gallardo. Y él lo vive de esa manera: como una oportunidad, una revancha de poder estar en una final decisiva de Libertadores, algo que no ocurrió en el partido de vuelta ante Tigres en 2015 porque padeció una gastroenterocolitis. Pero el fútbol da revancha. Y esta, sin dudas, es muy buena...

 

Si te toca entrar, rompela, Rodri. Rompela por todos los obstáculos que tuviste que sobrepasar este año y el anterior. ¡Es tu momento de seguir haciendo historia, uruguayo!