La idea comenzó a instalarse en 2016, cuando en el Millonario realizó un relevamiento de los espacios que disponía la institución. Había un problema latente y sin resolución en el corto plazo: el poco espacio con el que contaba el club para el desarrollo de varias actividades. Una de ellas era el fútbol amateur, una área neurálgica de la institución, en la que se forman los futuros cracks. Pero también sucedía con otros deportes, como es el caso del hockey, donde el Más Grande tenía que alquilar otros predios para hacer las veces de local.
Ni las canchas auxiliares del Monumental, ni los terrenos que prestaba en su momento Ciudad Universitaria eran suficientes. En el caso del fútbol infanto-juvenil, ni siquiera alcanzaron las obras realizadas en el River Camp, que fueron muy valiosas para la puesta en valor del predio de Ezeiza. En el día a día, sobre todo en los entrenamientos, no había espacio propio para albergar las siete categorías de fútbol infantil, incluídas las preparatorias, y las seis divisiones juveniles. Muchas veces tenían que entrenar en un terreno reducido o compartían media cancha con otras actividades.
El convenio con el Municipio de Hurligham para el uso del polideportivo ubicado a pocos metros de la estación Juan De La Salle del tren Urquiza fue un paliativo necesario. Desde la gestión del Fútbol Amateur de River hubo un trabajo de fuerte inversión en el nuevo predio. El propio Marcelo Gallardo se involucró y hasta participó de la inauguración del nuevo espacio. Pero el sueño de tener un predio propio, más cerca y al alcance del club, jamás se detuvo.
En aquel 2016 en el que comenzó a plantearse la necesidad de expandir el club y conseguir más hectácreas, el Protesorero del club participó de una audiencia con el presidente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado. ¿El objetivo? “Explorar la posibilidad de utilizar predios del Estado Nacional para el entrenamiento de las inferiores de River”. En este contexto apareció un terreno a 600 metros del club, que pertenecía a la Armada Argentina y que tenía el usufructo el Liceo Naval. En una parte de ese terreno funcionaba un campo de deportes. Se trata de más de siete hectáreas, en la que funcionaban algunas canchas de fútbol y rugby.
En ese momento se abrió otra ventana y una nueva alternativa: la posibilidad de trasladar el Monumental y construir una cancha nueva, más amplia y más moderna. Se abrió un debate que hasta ese momento no estaba en la agenda del Mundo River. “Ojalá que se saque la camiseta de Boca y me venda la tierra”, chicaneó por aquel entonces Rodolfo D’Onofrio. El mandamás millonario se reunió varias veces con Mauricio Macri, por entonces Presidente de la Nación Argentina, para ver la factibilidad de mudar la cancha.
Pero más allá de los chispasos con Macri, hubo una suerte de grieta interna que atentó contra las intenciones del directivo del Más Grande. Muchos hinchas y asociados se pronunciaron en contra de la mudanza y hasta armaron una movida con el lema “Salvemos al Monumental”. Terminó imponiéndose la iniciativa de la renovación y la construcción del nuevo anillo inferior de tribunas, pero River no desistió de la idea de conseguir esos terrenos.
Más allá de la discusión en torno a la mudanza o la remodelación del Antonio Vespucio Liberti, había otra cuestión de fondo y que era totalmente ajena a la voluntad de River: los terrenos que el Millonario quería escriturar estaban alcanzados por una causa judicial. Se trata de una zona muy cercana a la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), donde la justicia llevó adelante algunas investigaciones en torno a personas detenidas-desaparecidas durante la última dictadura militar. Hubo una cautelar que impedía modificar el predio porque estaba bajo investigación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Había que esperar el cierre de esta causa para poder avanzar en la adquisición de estas tierras.
El inicio de las nuevas gestiones
Con el cambio de mando que se produjo a nivel nacional a partir de las últimas elecciones, las gestiones iniciadas para trasladar el Monumental quedaron atrás. Lo que sí comenzó a partir del 2022 fue una nueva negociación para conseguir esos mismos terrenos, con otro fin. Con Jorge Brito como presidente, el Millonario llevó adelante las primeras reuniones con las nuevas autoridades para cumplir una vieja meta: construir un centro de alto rendimiento para las divisiones formativas. Finalmente, esa gestión llegó a buen puerto.
Este lunes 12 de junio, a las 10 de la mañana, se formalizó el acuerdo entre River y la Agencia de Administración de Bienes del Estado. Con la presencia del presidente Jorge Brito y el Secretario General Stéfano Di Carlo, se firmaron los convenios que le brindan al club el uso a título gratuito y por tiempo indeterminado de los terrenos anexos al Liceo Naval, donde las divisiones juveniles e infantiles de River tendrán su espacio propio para desarrollarse.
La idea de la institución es realizar una fuerte inversión en estas tierras para acondicionar las canchas de fútbol. También construir las instalaciones necesarias para que en un futuro los chicos puedan competir. También hay un proyecto trasladar algunas otras disciplinas y actividades. Una de ellas sería la construcción de una cancha de hockey de última generación.
El nuevo predio se encuentra delimitado por la Avenida Cantilo, la calle Tambor de Tacuarí, el Arroyo Medrano y el nuevo sector donde fue trasladado el Tiro Federal, que antes estaba ubicado en frente del Monumental. El lugar cuenta con cinco canchas de fútbol, una rugby y una de hockey. Son 7,3 nuevas hectáreas que se sumarán al patrimonio de un club que no para de crecer. Porque al fin y al cabo, la grandeza de un club no se mide solamente en copas, trofeos y vueltas olímpicas.