Mientras el regreso del fútbol continúa sin indicios concretos a raíz de las medidas preventivas contra la expansión del coronavirus, teniendo en cuenta que hasta el presidente Alberto Fernández avisó que mayo no es viable porque considera que es el “peor mes” por el pico de contagios que se espera, en la AFA ya comenzó a tomar forma una idea bastante particular, pero no inédita: la vuelta del torneo de 30 equipos.

Según la información publicada por La Nación y Doble Amarilla, medios especialistas en materia de actividad sobre la conducción del fútbol argentino y su movimiento político, la intención sigue siendo que no haya descensos en la temporada actual y que el próximo certamen pase a tener 26 protagonistas, sumando a los dos clubes que lleguen desde la Primera Nacional. Hoy serían San Martín (Tucumán) y Atlanta, líderes de las dos zonas.

Si la premisa prevalece, la temporada 2020/21 de la Liga Profesional -nombre que reemplazará a la Superliga- tendrá 26 participantes. Esa cifra resulta excesiva, aunque podría elevarse hasta alcanzar los 30 nombres porque para el período 2021/22 habría dos pérdidas de categoría y cuatro ascensos desde la segunda división para pasar a 28. Ese mismo mecanismo se haría para el ciclo 2022/23, llegando así a la cantidad pretendida.

¿Por qué 30 equipos como ocurrió desde 2015? Sin Julio Humberto Grondona, impulsor de ese torneo, ni presión de las altas esferas políticas del Estado, esta vez la decisión sería 100% de los principales dirigentes de la AFA, con amplio apoyo de clubes medianos y chicos. Con 30 integrantes en Primera se incrementaría la cantidad de partidos televisados para permitir que algunos estén en la pantalla abierta.

Además, varios clubes chicos, pero poderosos a nivel político porque tienen cercanía con el presidente Claudio Tapia, aprovecharían esa modificación estructural para dejar de sufrir en la parte baja de la tabla de promedios. ¿Qué puede frenar semejante cambio? No sólo la oposición natural que pueden tener determinadas instituciones como River y otros grandes, sino también que el reparto de dinero entre más entidades generaría una disminución de ingresos para uno.