Viene de marcar uno de los goles más gritados por los hinchas de River en el último tiempo, pero sabe que necesita mucho más que eso para volver a ser el futbolista de nivel de selección que fue. Miguel Borja perdió terreno en el inicio del 2023 ante la aparición de Lucas Beltrán, un delantero que se adaptó mejor a esa idea de Martín Demichelis de presionar sobre la salida del rival y generar el error. Los rendimientos, de alguna manera, le dieron la derecha al DT millonario.

El colombiano tuvo que sentarse en el banco de suplentes y sumar minutos desde ahí, pero no quiere conformarse con eso y sueña con triunfar en River. Por eso, desde hace un tiempo a esta parte comenzó a redoblar esfuerzos y a entrenar en doble turno. Lo consultó con el cuerpo técnico millonario y le dieron el OK. Y a partir de ese momento Miguel Borja comenzó a llevar una rutina de ejercicios en sus tiempos libres, más alla de los trabajos que realiza a diario junto al plantel profesional.

El Colibrí decidió entrenar a contraturno en un lugar especializado en trabajos neurocognitivos. El centro de alto rendimiento, llamado Ácumen Sports, trabaja junto a deportistas que buscan mejorar aspectos físicos, sensoriales y mentales. Por allí pasaron varios ex futbolistas de River, como son los casos de Fernando Cavenaghi, Teófilo Gutiérrez, Radamel Falcao García y Rafael Santos Borré, entre otros.

¿En qué consisten los trabajos que realiza Borja?

La neurociencia es una disciplina que comenzó a ganar cada vez más terreno en el ámbito del deporte. El fútbol lo incorporó desde hace no mucho tiempo y el cuerpo técnico de Marcelo Gallardo fue uno de los primeros en hacerlo en el fútbol argentino, con el trabajo de la Dra. Sandra Rossi a la cabeza. Hoy continúa el mismo equipo de trabajo que tuvo el Muñeco en su momento.

Fuera del día a día de River, Miguel Borja busca completar esos ejercicios de neurociencia que forman parte del día a día con un entrenamiento extra. El Colibrí incorporó nuevas herramientas en busca de mejorar algunos aspectos de su conducta dentro de la cancha, como por ejemplo la tolerancia al error, la autoconfianza y el control de las quejas. Todos elementos que forman parte del juego, más allá de las cuestiones, técnicas, tácticas y estratégicas propias de cada partido.

Además, los ejercicios que realiza el colombiano apuntan a mejorar la visión periférica, la velocidad de respuesta, la memoria visual y la concentración para mejor en la toma de decisiones. Quienes trabajan cerca del Colibrí afirman que no se trata de un entrenamiento físico, sino mental y sensorial. Algunas tareas implican el contacto con la pelota, pero también incorpora otros elementos, como una pantalla táctil.

El objetivo del goleador cafetero es seguir mejorando en los distintos aspectos del juego, que es cada vez más complejo y exigente. El gol en el superclásico y la tranquilidad para ejecutar ese penal que quemaba son una pequeña muestra de la importancia de estos trabajos neurocognitivos. El Colibrí no quiere quedarse solo con eso y va por mucho más.