El partido de River en la Bombonera ante Boca del pasado domingo fue una muestra de carácter. De comienzo a fin, el equipo de Martín Demichelis fue ampliamente superior a su rival y lo pasó por encima tanto en lo que respecta a los futbolístico como también en la actitud. El resultado fue 2 a 0 a favor del Más Grande, pero tranquilamente podría haber sido de un gol más la diferencia.
Uno de los jugadores destacados del superclásico fue Manuel Lanzini. El 10 ya en la previa se notó que estaba con muchas ganas de jugar y así lo hizo saber en su salida al campo de juego, que como el Pity en 2018, fue con una mirada fija a la platea del eterno rival. Eso después lo respaldó con fútbol: creó situaciones, pudo convertir y hasta tiró una rabona espectacular para habilitar a un compañero.
El antecedente del Pity
La primera final de la Copa Libertadores 2018 se jugó en la Bombonera el 11 de noviembre. Gonzalo Martínez decidió salir al campo de juego mirando fijamente a la platea, un sector que suele insultar al equipo visitante con la intención de intimidarlo. Martínez no solamente no se sintió intimidado, sino que pareciera que los intimidó a ellos. Pero todo no quedó en un simple gesto, el Pity jugó un partidazo.
Esa final había sido el último partido del Pity en la Bombonera hasta el domingo pasado cuando regresó oficialmente a sumar minutos con la camiseta de River en el campo del eterno rival. Demichelis lo mandó a la cancha para que juegue los últimos minutos y el número 18 lo hizo muy bien. Siempre quiso tener la pelota, jugó simple y fue un respiro necesario para el equipo en los momentos más calientes del encuentro.