Los futbolistas argentinos que se consagraron campeones del mundo con la camiseta de la Selección Nacional siguen recibiendo el reconocimiento que se merecen en cada rincón del planeta. En la vuelta a los entrenamientos y a la competencia en sus respectivos clubes, la gran mayoría de ellos fueron condecorados y agasajados de una manera especial. El tucumano Exequiel Palacios, una de las cartas más importantes del Bayer Leverkusen, no fue la excepción: recibió los aplausos y las felicitaciones de todos sus compañeros, del cuerpo técnico y de las autoridades de la institución al ingresar a la concentración por primera vez desde que levantó la Copa del Mundo.

En diálogo con el Sitio Oficial del Leverkusen, el ex mediocampista de River no pudo ocultar la felicidad por todos los momentos que le tocó vivir en los últimos días: "La última semana fue muy especial. Era una mezcla de emoción y calma total. Teníamos a nuestras familias con nosotros y eso fue un muy importante para que pudiéramos llegar a la final, relajados pero concentrados. El vuelo de regreso a Argentina y todo después de eso fue una locura. El título es un gran regalo para el país y la gente. Para ellos es como si pudieras tocar el cielo con tus manos", señaló el Tucu.

A la hora de repasar algunas imágenes del torneo disputado en Qatar, Exequiel Palacios no pudo contener las lágrimas: "Es emocionante poder jugar un Mundial con Argentina. Solamente quedan palabras de felicidad", expresó al ver una foto de su presentaciónenDoha. Más adelante, cuando llegó el momento del beso en la Copa del Mundo, Pala reveló: "Era el sueño que siempre tuvo de chico, se me cumplió. Poder besarla y tocarla ahí, es algo que me pone la piel de gallina y que me va a quedar para toda la vida", admitió.

Por último, también soltó algunas lágrimas cuando repasó las fotos de los festejos en las calles de Buenos Aires y todo el cariño que recibieron de los hinchas: "El país está sufriendo y actualmente tiene problemas económicos. Por eso, el fútbol lo es todo para los argentinos. Podías sentir eso cada segundo. Fue tan emotivo. Niños, adultos, familias, todos lloraron y estaban felices por y con nosotros. Estaban encantados. Cuando aterrizamos, muchas personas habían estado despiertas durante horas esperándonos. Son momentos únicos que nunca olvidaré. Es para todo el pueblo. Ser argentino es un orgullo", concluyó.