Creer que River tiene la obligación de ganar la Copa Libertadores es absurdo, lo que sí tiene la obligación de ser protagonista, de respetar su historia en todas las canchas y después podrá perder o ganar, pero con la frente en alto. La manera en la que River quedó afuera de la Copa en 2023 no es propia de un equipo gigante. Si bien perdió por penales y lo hizo ante un equipo fuerte, lo que preocupa y duele es que desperdició el partido de vuelta, se dejó pasar por encima por el rival y recién sobre el final mostró algo de rebeldía.

River tuvo problemas en esta Copa Libertadores. Es cierto que no le tocó un grupo del todo sencillo y que Fluminense es uno de los rivales más fuertes del continente, pero sufrir como sufrió con Sporting Cristal -en el comienzo del partido en el Monumental y también en Perú- no es lógico para un equipo que aspira a ser campeón del certamen. Tampoco es propio de un equipo protagonista el partido que jugó en la -siempre difícil- altura de La Paz contra The Strongest.

No caben dudas que el partido que marcó un antes y un después en esta Libertadores fue contra Fluminense en el Maracaná en el que River sufrió su peor goleada histórica en la Libertadores. Es cierto que la expulsión de González Pirez fue un condicionante importante, pero los cambios que hizo Demichelis aquella noche fueron determinantes para la goleada: poner una línea de tres con uno menos fue verdaderamente absurdo y así lo demostró el resultado.

Pero el entrenador repitió la ecuación en la siguiente fecha cuando River visitó a Sporting Cristal en un partido que de milagro terminó 1 a 1. Otra vez el Millonario terminó con línea de tres en un partido que de haberlo perdido dejaba prácticamente al equipo afuera en primera ronda. Ya contra Fluminense y The Strongest en las últimas dos fechas hubo una mejoría importante y se logró la clasificación, aunque en segundo puesto y entre los peores de la tabla general.

Nuevos fallos ante Inter

El partido de ida por los octavos de final de la Copa Libertadores se jugó en un Monumental repleto que fue una fiesta. El equipo jugó muy bien y lo hizo con los cinco volantes -con Nacho Fernández en un gran nivel- pero recién con el ingreso de Solari en la segunda mitad se logró inclinar la balanza y gracias a dos goles del Pibe se obtuvo un 2 a 1 que fue corto en relación al desarrollo del juego.

Lo difícil de explicar es lo que sucedió en Porto Alegre. Se sabía que Inter sería más intenso y que tiene futbolistas de muy buen pie de mitad de cancha para adelante, pero Demichelis optó por poner a Solari a contener a un lateral por izquierda y dejó afuera a Nacho Fernández, alguien que aporta juego y equilibrio y que conoce muy bien el fútbol brasileño.

Los cambios llegaron sumamente tarde y el entrenador optó por poner a Palavecino y Colidio, dejando en el banco de suplentes a Miguel Ángel Borja, un delantero goleador con experiencia en la Copa Libertadores y que es ideal para partidos luchados, el entrenador consideró mejor poner un volante de juego y a un refuerzo recién llegado para revertir el resultado. De más está decir que tanto Palavecino como Colidio entraron bien, pero lo que no se explica es cómo Borja quedó en el banco de suplentes.