River le puso punto final a una pretemporada de dos semanas que tuvo todo tipo de sensaciones y que abrió la puerta a mucho debate interno. Por un lado aparecieron algunas esperanzas futbolísticas plantadas 100% en los juveniles surgidos en las Inferiores, y a su vez aparecieron imponderables en el medio del mercado de pases que alteraron bastante la planificación del plantel definitivo, así como algunas fallas en la planificación que pudieron haberse evitado.

La fría estadística de los resultados ante Monterrey y Pachuca en los dos amistosos formales no explican los verdaderos problemas que mostró el equipo más allá que no perdió, aunque muy de a ratos se trató de ver la idea madre que intentará aplicar Martín Demichelis a lo largo del primer semestre de competencia, con algunos retoques tácticos y estratégicos respecto a la versión 2023.

Los puntos positivos de la pretemporada

Lo más destacado ha sido la participación activa de los juveniles, inclusive sumando más minutos de los que se podía presumir que jueguen en los encuentros formales. El gran saldo positivo lo encabezó ni más ni menos que el más pequeño de la delegación, ya que Franco Mastantuono a sus 16 años entró con mucho carácter y personalidad en ambos partidos ante los mexicanos, y mostró todo su talento, pegada y técnica individual con la pelota en los pies. Si sigue haciendo los méritos para sumar minutos debe ser muy considerado por el DT para los partidos oficiales, porque históricamente a los cracks de la cantera de River nunca hay que mirarles el DNI a la hora de las oportunidades.

Asimismo, Ian Subiabre y Agustín Ruberto tuvieron buenos chispazos de fútbol ante Monterrey y se mostraron más que a la altura de las circunstancias, demostrándole a Demichelis que pueden ser buenas piezas de recambio en ofensiva ante cualquier eventualidad. Mientras que Tobías Leiva y Daniel Zabala sumaron una gran primera experiencia en una pretemporada que les servirá muchísimo a lo largo del año.

Desde la cuestión táctica, se vio a un River decidido a jugar con dos delanteros fijos y un futbolista que ocupe la posición definida de un enganche clásico, y además una vehemencia más determinante a la hora de recuperar la pelota bien alto post pérdida con la presión. Estos puntos se consideran sumamente positivos ya que el equipo respecto al año pasado estaba necesitando un golpe de efecto en el posicionamiento ofensivo para generar más profundidad y situaciones de gol más concretas. También vale remarcar los buenos estados de forma de Colidio y de Barco, que fueron los más determinantes y movedizos en el ataque a lo largo de ambos partidos.

Los puntos negativos de la pretemporada

Las lesiones vienen siendo un karma eterno para River desde hace muchísimos años a esta parte, y el 2024 no será la excepción a la regla evidentemente. Haberlo perdido al Pity Martínez durante todo el primer semestre y un poco más, sumado al problema de Simón en su brazo que lo alejará un par de meses y a lo mal que terminaron Lanzini y Leiva en el último partido encienden plenamente las alarmas.

River no había podido cubrir en el mercado las posiciones que de por sí ya necesitaba, y este cúmulo de desgracias físicas provocaron que en la última semana del mercado tenga que salir con todo a duplicar esfuerzos para concretar refuerzos. Hubo muchas negativas de jugadores importantes como Borré por ejemplo, es cierto, pero desde antes de las lesiones se han subestimado ciertos lugares de la cancha como el lateral derecho y el mediocampista central, que son los dos sectores primordiales en los que River no muestra un recambio confiable y donde además los pibes que vienen de atrás no cubren esas posiciones.

Desde lo futbolístico se vio en toda la pretemporada un equipo con un mediocampo desequilibrado desde la dinámica y el retroceso. A un Kranevitter muy expuesto en el círculo central cuando le tocó jugar con Nacho Fernández y Lanzini a sus costados, quienes todavía mantienen el bajo ritmo y nivel mostrado el año pasado. En la línea más importante de todas River todavía no brinda garantías, y los que hoy están con sus selecciones en la Sub 23 no serán solución a eso porque juegan más adelante o más atrás.

Finalmente hubo una pobre planificación en algunos aspectos importantes que jugaron en contra. No colabora en nada aterrizar los últimos cinco días en una ciudad con temperaturas bajo cero que obligaron incluso a suspender un entrenamiento, y tampoco fue muy feliz la elección del último de los estadios de los amistosos, con un campo de juego rozando lo impresentable para la práctica futbolística profesional y poniendo en riesgo el físico de los futbolistas a solamente una semana del debut oficial.