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Volver a encontrarse con River

Volver a encontrarse con River

pablo-desimone

Hoy, River en la “B”. Hoy, River en la piel. Vuelve el Millo, vuelve en las sensaciones y en la antimateria que vive sin espacio ni tiempo en los anillos del Monumental, en cada micro que llega, en cada cuerpo que se descuelga del bondi, en cada bandera que vuela, en esta llovizna que empapa nuestra ansiedad, en ese grito que trasciende fronteras, en la “historia grande” que almacenamos en nuestras huellas anémicas. Está hasta en la baranda a “chori” de la salida, en la birra de parados, en la cola del colectivo, en cada apretujón, en el tanteo de las escaleras, en esos baños nauseabundos que no nos merecemos tampoco. En esa postal hormigueante que sube el puente Labruna, que cruza Libertador que baja por Udaondo, que patea hasta Cabildo o a Barrancas.

En esa procesión de almas que no entienden de calendarios, ni explicaciones, ni nada. Sólo que hoy vuelve River con el “El Rey León”, toda su “ilusión” en su debut como técnico y el respaldo que de nosotros se merece. Almeyda y River, un símbolo, ofreciendo algo más que su corazón, su experiencia de vida, su compromiso con esta camiseta para enfrentar a Chaca. Con un equipo armado a su medida. Y que merece toda esta pasión que moviliza En esa locura que nos empuja desde adentro a demostrar que estamos vivos. Vuelve la “piel de River” al Monumental, sin desconocer lo que paso pero como si toda esta pesadilla nunca hubiera ocurrido. Vuelve esta adicción. Esta sensación incomparable de acompañar a River. Y entre tantas sensaciones se mezclará el llanto con la alegría, la bronca con el canto y la magia del reencuentro.

¿Quién podrá negar que fueron 50 días monotemáticos, insufribles? Un fútbol de primera que empezó a caerle le ficha que sin River no era nada. Patinó la AFA en un intento de resurrección tardío. Primero nos tocó el culo, después el amor propio. Un mamarracho inigualable, su proyecto abortado. Que sigue dudando hasta hoy sobre causas y efectos de este descenso. Conducta típica del psicópata perverso de la AFA que primero te maltrata y luego se arrepiente. El horror de la pérdida estaba instalado. Se enseñoreó el desgano, la depresión, la negación, la melancolía. El cuero duro y la energía amorosa de los pibes fueron armando los videos catárticos…la inmortal gloria amortiguando la tangible caída. Un pequeño bálsamo en el medio de la desesperanza.

Entre Shoklender y el triunfo arrasador de Cristina del domingo, nada ocupó más prensa que la tragedia de River. Y en cada oficina, cada bar, cada club, cada casa sólo se habló de River. Nos atormentó un recurrente: ¿por qué? ¿Cuándo empezó? ¿Qué nos pasó? Se desataron desasosiegos y angustias incontenibles: “No lo puedo creer”, “decime que no es cierto”, “me siento morir”, “esta tristeza es insoportable” “River, te necesito, ya”. Y se acumularon odios, que no dejaron títere con cabeza: “. Se disparó tarde pero se disparó contra dirigentes protegidos -el provocador ex gordito y el rufián de bigotes-. El “innombrable” capo mafia que se quiere congraciar y tiene miedo de Chicago y Almirante Brown. Nos quiere castigar sin pruebas fehacientes y vuelve a caer en su propia desorientación El “anciano padrino” ya no tiene quien le escriba.

Y la corporación que se cae a pedazos. Sumadas al zafarrancho, las denuncias de un árbitro sospechado como Pezzotta, aunque esos videos ameriten algún sumario interno. Además, el soldado del Kaiser aplastado por su falta de heroísmo. Y un Passarella chiquito, hasta ahora promotor de un “como si” se acabó la joda. Un “mani pulite” que tiene mucho de nada por aquí ni por allá. Se sigue esperando el “Discurso del Rey”. Un auditoría en serio, conferencias de prensas con repreguntas, exposición pública y mejor manejo comunicacional. O sea, el cambio. Declararle la guerra a la corrupción de verdad y a la mediocridad. Y una conceptualización acorde a River en sus respuestas. No un presidente resignado, únicamente responsable de haber armado un equipo de “jugadores falopa” y de ponerle fichas únicamente al campeonato económico. En fin, 50 días de duelo, como metáfora, en este caso en el que nos “sobran los motivos para no cortarse de un tajo las venas”. Por eso…y por ahora: ¡Si y solo si, solo nos salvará este amor! Se rompió nuestro corazón. Se enloqueció la razón. Perdió sentido el sentido común. Se derramaron ríos de lágrimas. Se inmolaron pibes desquiciados en su desolación – no tienen perdón-. Hubo rabia por doquier. Violencia sin ton ni son. Y palabras más, palabras menos. Huecos, vacíos, incertidumbres, voces lejanas que volvieron a buscar contención donde siempre la hubo y nunca dejará de existir.

Este de River tiene la pasión del amor adolescente y la perseverancia del amor maduro. No es ése que te pica y se va. Este amor por River es de letra chica, pero se escribe con mayúsculas. Hoy está en todos los balcones del país y los muros de Facebook.

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Este amor con River siempre nos tiene copulando. Si no leemos la letra chica es porque estamos muy ocupados haciendo el amor. Si como dicen algunas teorías, para que “el amor trascienda al mito” hace falta coraje. Bueno, aquí estamos. Si nos remitimos a aquel “pacto para vivir” que flotó entre los buques de la carbonera de Wilson algo anticipaba sobre “las calamidades” a vencer. “Cinco estos cinco dichosos designios planetarios The River Plate será congraciado: La sociabilidad, el espíritu fraterno, el refinamiento de estilo, la transparencia de acción y la inteligencia. Nadie sabe exactamente que elementos conspiraron para hacer invisible un apartado que profetizaba, también, años de vacas flacas. Un andamiento de letras chicas y engañosas. Algo similar a la parte fea de un contrato, aquella que nadie quiere leer. El mismo auguraba un tiempo de calamidades, como prueba de la fortaleza anímica que el club debería soportar para confirmar o no su verdadera grandeza”.

Aquel manuscrito hablaba de la vida y las intransferibles y misteriosas experiencias del amor. Que no era otra cosa que amar en “las malas”. Y hoy River es comparable a las parejas de hijos con enfermedades incurables, la incapacidad para generar dinero, la inestabilidad, el olor a cigarrillos y todos los pecados que parecen multiplicarse y manifestarse en un individuo que duerme en nuestra cama. Y nosotros lo “bancamos” igual. Porque resulta que el amor es otra cosa. El amor es ofrecer y poner a disposición todo lo que el otro necesita o desea. El amor sólo pretende complacer. El amor es altruismo puro. El sí te acompaña y te mima cuando te enfermas. El que ocupa nuestras mentes y corazones todo el tiempo porque estamos para protegerlo, para cuidarlo. Porque si alguna vez le juramos amor eterno, hoy redoblamos el juramento. Este fútbol marchito de flores ya empieza a oler a primavera. ¿Sabe por qué? Porque el amor al millo “es piel de River”. No se explica. Se siente. Se palpa, se toca, se canta, se comparte en cada celular. Se huele. Resiste a todo y a todos por eso esta tarde en público, como John y Yoko, abrimos las puertas para hacer el amor con River. Que es reconciliarnos con nosotros mismos: “los que llevamos a River en la piel”.

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