(Mendoza – Enviados especiales) Unos 20.000 fanáticos deliraron de alegría en el estadio Malvinas Argentinas, donde celebraron el título, cantaron hasta el cansancio y gastaron muchísimo a Boca.

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¡Tanta alegría es difícil de resumir! No podemos más, estamos locos de felicidad, disfónicos de tanto gritar, cantar y celebrar. ¡River es campeón otra vez y nada menos que contra su rival de siempre! La vida nos sigue dando todas esas revanchas que deseábamos en esos momentos duros, complicados. Supimos aguantar, masticamos bronca, soportamos cada lágrima de tristeza y las cambiamos por lágrimas de emoción, de orgullo, de saber que somos hinchas del Más Grande. Y anoche quedó demostrado otra vez en Mendoza, donde alrededor de 20.000 fanáticos participaron de una fiesta de colección, única, inolvidable.

Desde el martes nuestros colores empezaron a decorar Mendoza, pero lo de ayer fue increíble. Cada punto emblemático de la ciudad mostró a la gente luciendo con orgullo el manto sagrado, esperando de manera ansiosa una final histórica. La Plaza Independencia, la peatonal, la puerta del hotel donde se alojó el plantel y distintos sectores del Parque General San Martín sirvieron para compartir nuestra pasión. A pocas horas para el inicio del partido se incrementó el volumen de gente, fue intensificado el repertorio de canciones y empezó a palpitarse con mayor entusiasmo el Superclásico. Los accesos, vale destacarlo, fueron en paz.

Cuando restaba una hora y media para el principio de un capítulo inolvidable, mil hinchas se reunieron en el playón ubicado detrás de la cabecera Sur para entonar distintas estrofas de River, a puro bombo, utilizando la garganta sin regular esfuerzos y filmando con los celulares semejante festival. Una vez adentro, cada sector de River se vistió de rojo y blanco. Hubo intercambio de gastadas con la tribuna de enfrente (ellos, “llená la cancha, la pu… que te parió” -qué moral, eh-, y nosotros empleando el mismo ritmo para la melodía del momento: “Mauricio Macri, la pu… que te parió”) y, cerca de la hora señalada, un colorido asombroso.

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Con bengalas de diversos colores, cintas rojas y blancas, así como decenas de banderas habituales del estadio Monumental, el recibimiento al equipo estuvo a la altura de las circunstancias, muy bien organizado por la Subcomisión del Hincha. Al compás de “River, mi buen amigo”, los jugadores que dirigen Marcelo Gallardo pudieron deleitarse con el esfuerzo realizado por todos para que en las tribunas ya hubiera goleada antes de que comenzara el encuentro. Además, apareció el telón que se emplea tradicionalmente en el estadio Malvinas Argentinas.

“Oooh, vamos, River Plate” fue el primer hit del partido que causó bastante adhesión. Enseguida llegó el penal que Gonzalo Martínez transformó en gol para toda la alegría de la gente. “Vamos, los millos, que tenemos que ganar, que esta hinchada no te deja de alentar” y “yo soy del gallinero” fueron las estrofas elegidas después del primer grito de la noche. El aliento fue sostenido, más allá del nerviosismo y la ira que generó Patricio Loustau mediante fallos que inclinaron la cancha en la segunda parte. La situación cada vez provocaba mayor preocupación hasta que el contragolpe resuelto por Ignacio Scocco ocasionó un estallido.

El 2-0 parcial le dio rienda suelta a los festejos anticipados y una catarata de burlas a los vestidos de azul y amarillo. “No se escucha, no se escucha, sos amargo, bostero, hijo de pu…”, “un minuto de silencio para Boca que está muerto”, al mismo tiempo que varios de sus hinchas se iban, “si querés dar la vuelta, no te quedes con ganas, hay una calesita en el Parque Lezama”, “éste es el famoso River, el famoso River Plate” y “es para vos, es para vos, bostero, pu…, la pu… que te parió” se hicieron sentir en todo el Parque General San Martín, a pocas cuadras del centro de la capital provincial.

Tras el final, continuó la algarabía con “dale, campeón” como punto de partida, pasando por la gastada “se van para La Boca con el cu… roto”, “ponelo a Tevez, la pu… que te parió”, haciendo alusión al pobre desempeño del ídolo rival, y también mencionado al presidente de la AFA, confeso xeneize: “Chiqui Tapia, botón, Chiqui Tapia, botón, vos sos hincha de Boca, la pu… madre que te parió”. Pese a que la gran mayoría de la gente de azul y amarillo se retiró, la barra permaneció haciendo el ridículo con la pirotecnia que no pudo lucir ante un eventual título. Entonces, surgió otra canción para la broma: “Qué bolu…, qué bolu… las bengalas se las meten en el cu…”.

Mientras tanto, los jugadores de River celebraban delante de la gente del Millonario, exhibiendo el trofeo, cantando, saltando, desbordados de satisfacción al igual que el cuerpo técnico encabezado por Gallardo (“Muñeeecooo, Muñeeecooo”, la ovación) y los dirigentes, quienes en el palco designado hicieron una suerte de popular a puro grito y abrazo, acompañados por Fernando Cavenaghi y el manager Enzo Francescoli. Todo el mundo River está de fiesta. River salió campeón frente a su rival de siempre y hoy el país se viste de rojo y blanco. ¡Somos campeones otra vez!

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