River tuvo posibilidades para ganar el partido, aunque también sufrió sobre el final frente a un Tigre que está invicto como local en el 2015. El 0-0 no le sirvió para alcanzar a San Lorenzo en la punta, aunque la unidad puede ser útil en el futuro.
Quedó una sensación amarga en Victoria. Ese sentimiento de tres puntos que se escaparon o, al menos, que resultaban viables por las chances que se presentaron, pese a que el adversario de turno realmente se hizo fuerte en el torneo. Es que River fue un tanto superior en el balance general. Sin embargo, también es cierto que le costó llegar con peligro nítido, a diferencia de su rival, que exigió a Marcelo Barovero.
El panorama cambió rápidamente para el Millonario. Como consecuencia de una lesión muscular en la pantorrilla izquierda, Leonardo Pisculichi tuvo que ser reemplazado. Adentro, nada más y nada menos que Luis González, tras una década. De esa manera, Marcelo Gallardo pasó de un 4-3-1-2 tradicional a un 3-4-3 muy versátil, con Leonardo Ponzio como centro de la defensa y punto de partida, tal como lo hizo el chileno Marcelo Díaz ante Argentina.
En ese contexto, River reunió varias piezas tan desequilibrantes como pensantes por el medio. Carlos Sánchez, al lado de Lucho. Adelante, Rodrigo Mora en el centro y Sebastián Driussi y Gonzalo Martínez, por momentos devenido en nuevo enlace, abiertos. Augusto Solari, de floja tarea como lateral, cumplió por la banda derecha, pero sin peso suficiente en los metros finales. En el otro costado, Leonel Vangioni anduvo muy flojo. ¿La síntesis? Un River que quiso sumar gente al definir, pero sin claridad.
Los dos cambios restantes del Muñeco fueron una apuesta, un desafío técnico-táctico a Gustavo Alfaro. La propuesta de un golpe a golpe en el que el Millonario podría salir a beneficiado. No ocurrió, principalmente porque faltó el toque final en el último pase. Enfrente, Tigre exhibió orden. Evitó que tener como adversarios a Javier Saviola -de impecable estado físico, pese a la falta de rodaje- y Fernando Cavenaghi lo intimidaran. Incluso, de contragolpe tuvo tres oportunidades.
Barovero le negó una a Martín Galmarini, Lucas Menossi apuntó mal en otra y Ponzio corrigió una mala salida de Trapito, a pocos minutos del pitazo final. El punto a River lo dejó sin alcanzar a San Lorenzo. Sin ser demasiado agresivo en las cercanías de Javier García, El Más Grande llegó con mayor frecuencia. Le faltó ser preciso tanto en el pase como en el tiro. La unidad, teniendo en cuenta el invicto de Tigre en Victoria, de ninguna manera es mala. A futuro puede servir. Ahora, a pensar en Temperley, aunque con la ansiedad por la semifinal de la Copa Libertadores.
+ VIDEO: Lucho tuvo una de las más claras:
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+ “Contento por volver, triste por el resultado”.