River tenía que salir de la turbulencia y lo logró. ¿Alcanza para ilusionarse con el campeonato? Quizás todavía no, pero hoy el equipo dio un paso importante hacia la recuperación, tanto anímica como futbolística. Jugó un buen primer tiempo contra San Lorenzo, abrió el marcador con el golazo de Mammana sobre el cierre se acomodó. Después, en el complemento, perdió la pelota, se quedó con uno menos por la roja a Herrera, pero en el momento más crítico de la tarde, sacó a relucir la entrega y el corazón cuando San Lorenzo se venía y logró defender el 1-0.
Fue una semana difícil para River: venía de perder el superclásico en La Bombonera y recibió otro cachetazo frente a Banfield en el Monumental, por eso necesitaba ganar casi como sea. No jugó bien, no brilló, pero se unió en la presencia de sus referentes y logró sacar adelante un partido que en la previa pesaba bastante, por eso hubo un fuerte desahogo de los jugadores y el cuerpo técnico en pleno césped del Estadio Pedro Bidegain.
Con el pitazo final, Enzo Pérez, que jugó una barbaridad, alzó los brazos en sinónimo de descargo, sonrió y hasta sacó la lengua, mezclando felicidad con cansancio. El plantel se agrupó en una ronda en el centro del campo y se arengaron unos a otros, para luego emprender el camino hacia el vestuario entre abrazos y choques de palmas y con Gallardo saludando a cada uno de sus futbolistas, tal como hizo el pasado miércoles luego de la derrota con el Taladro.