Arzura dejó en claro cuáles son sus cartas para ganarse un lugar entre los once de River. Humilde y sencillo, valora mucho su llegada al club, pero la toma con mucha tranquilidad para evitar que la ansiedad sea contraproducente.
Es un joven sencillo, de tono bajo. Dentro de la cancha gesticula bastante, tiene una presencia que seguramente no pasará inadvertida. Fuera del campo, es educado, atento. Y lejos de creérsela por haber arribado al Más Grande, prefiere disfrutar desde la serenidad familiar. En una charla exclusiva con La Página Millonaria, tras la práctica de hoy, manifestó sus primeras sensaciones en 22 días de trabajo.
¿Cómo estás llevando la adaptación del salto de Tigre a River?
-Bien, tranquilo. La verdad que con mis amigos, mi familia, siempre igual. Estoy igual que hace dos meses, cuando jugaba en Tigre. En lo personal, no cambia nada. Solamente me cambia la camiseta y nada más.
¿Hay diferencias?
-Sí, obvio. Esto es nuevo, nunca lo había vivido. No por nada la Selección Argentina juega acá. Hay muchas copas en la entrada. Pero después, en lo personal, es todo igual.
¿Cómo tomaste el interés de River al enterarte?
-Primero trataba de mantenerme al margen para ilusionarme con cosas que no se dieron porque después el dolor es peor. Traté de mantenerme lo más al margen posible. Además, yo seguía en competencia con Tigre. Entonces, si pensás en otra cosa, no disfrutás en lo actual, que en ese momento era Tigre. Y quizás, si pensás en otra cosa, yéndote de foco, no rendís y lo otro no se da.
¿Cuál es tu objetivo en lo personal para este 2016 en River?
A base de sacrificio, ganas y profesionalismo, ganarme un lugar. Ése es mi foco.
¿Qué te pide Gallardo en lo futbolístico?
-Que haga las veces de contención y que me meta entre los centrales… que sepa salir cuando tenga que salir, que juegue a uno o dos toques, con visión de lado a lado. Pero más que nada, simpleza, lo que se le pide a un número 5.
Justamente, en Tigre jugabas a uno o dos toques, de forma precisa, ¿viene de naturaleza o lo trabajaste desde chico?
-Fabio Radaelli y Gustavo Acosta (NdeR: técnicos suyos en Inferiores, aunque a Radaelli lo tuvo como DT interino en Primera) me dieron una mano muy grande. Desde que llegué al club, en Octava, yo trasladaba la pelota y ellos me quemaban la cabeza para que jugara a dos toques. Me mejoraron en ese aspecto. Creo que son dos personas que tienen mucho que ver con eso.
¿Gallardo te probó de 6 en esta pretemporada para la salida?
-Sí, sí. Yo creo que es para que todos conozcamos los puestos y, en caso de algún imprevisto, estar preparados.
¿Cómo imaginás el primer partido tuyo en el Monumental?
-Trato de no pensar y estar al margen, disfrutarlo en el momento que llegue. Prefiero no ilusionarme con determinado partido.
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