River volvió a tener uno de esos partidos en los que se va masticando bronca por no haber aprovechado todas las ocasiones de gol que generó. Si bien se trajo un punto valioso de Paraguay luego de medirse con Independiente Santa Fe por Copa Libertadores, el sabor termina siendo amargo porque el Millonario tuvo 8 remates al arco y dos de ellos pegaron en el palo o en el travesaño y revivió una imagen que viene repitiéndose hace algunos partidos: la de los jugadores agarrándose la cabeza.

En el partido de anoche, los postes le negaron el grito a Benjamín Rollheiser y Federico Girotti, al primero de forma más clara. Tras un centro de Casco, Girotti pivoteó en el área de gran manera y a Rollheiser le quedó casi un penal en movimiento: definió de zurda con el pie abierto y, como diría el periodista periodista Juan Pablo Varsky, se escuchó el "clank" del remate en el palo. En el segundo tiempo, con River volcado al ataque, Girotti estrelló un cabebazo en el palo izquierdo del arquero Castellanos. 

Y los dirigidos por Gallardo ya habían sufrido la maldición el fin de semana pasado en el Sur ante Banfield. En el primer tiempo, un sablazo de tiro libre de De la Cruz se estrelló en el palo derecho del arquero Arboleda y sobre el final del primer tiempo, Julián Álvarez desbordó, tiró un centro y Franco Quinteros, defensor de Banfield, embistió de cabeza la pelota y pegó en el travesaño. ¿Cómo terminó la historia? River perdió 1 a 0 y se fue sin marcar. 

River no le puede escapar a los postes

River no solo estrelló remates en los palos en estos últimos dos paritdos. Si nos remontamos más atrás (siempre en este semestre) también hay situaciones de este estilo, por ejemplo ante Argentinos Juniors en las primeras fechas de la Copa de la Liga: un ramate de Milton Casco al travesaño y un cabezazo de Borré en el segundo tiempo. Mismo final: River perdió y no convirtió. Ante San Lorenzo, otro partido en el que el Más Grande generó muchísimo, hubo un testazo de Girotti en el segundo tiempo que rebotó en el travesaño. 

Probablemente haya algo de mala suerte, cómo en todos los ámbitos de la vida y sobre todo en el fútbol, pero también está claro que el Millonario atraviesa un déficit a la hora de serenarse y definir en el área y es algo que Marcelo Gallardo seguramente esté trabajando para corregir.