El Más Grande tuvo una actuación muy buena para vencer 2-0 a San Lorenzo y terminar octavo en la Superliga. La solidez general del equipo fue para destacar junto con la versatilidad táctica que le quitó referencias al rival.
River se transformó en un equipo voraz, ganador, capaz de reducir a cualquier adversario, al punto tal que registra 12 triunfos en sus últimas 14 presentaciones oficiales. La construcción de esta versión temible fue poco a poco. Tuvo como punto de partida al éxito 1-0 sobre Patronato para luego darle lugar al histórico logro contra el eterno rival. De ahí en adelante la confianza fue creciendo de la mano con un nivel colectivo e individual que permitió conseguir resultados tan efectivos como el funcionamiento cada vez más aceitado. Así el Millonario pasó a una etapa de mayor complejidad: la versatilidad táctica que a los oponentes les impide contrarrestarlo.
Esta noche hubo una nueva muestra ante San Lorenzo. River supo cómo pasar por encima a un conjunto que no brilla, pero es difícil de vencer. Sin embargo, El Más Grande fue ampliamente superior a El Ciclón -nobleza obliga, careció de algunos titulares-, debido a que no sólo se impuso 2-0, sino que también estrelló tres remates en los postes, generó varios mano a mano y, como si todo eso fuera poco, exhibió una actuación gigante para reducirlo a la mínima expresión, obligándolo a depender demasiado de la pelota parada y a dividir la pelota porque le tapó la salida, presionándolo en cada sector del campo, una verdadera cacería al servicio de la recuperación del balón. Y cuando el elenco visitante logró causar riesgo, Franco Armani le negó el grito: cuatro atajadas, de las cuales sobresalió la última porque evitó que el chileno Paulo Díaz le diera suspenso al cierre del partido.
Más allá de las virtudes enumeradas, hay que resaltar la capacidad táctica de River. Marcelo Gallardo dispuso un 4-4-2 inicial, con Juan Fernando Quintero, de gran actualidad, y Gonzalo Martínez (salió como consecuencia de una molestia muscular en el isquiotibial izquierdo) por derecha e izquierda, respectivamente. Por momentos, ambos pasarob a jugar delante de Leonardo Ponzio y Enzo Pérez, formando un cuadrado frente al 4-1-4-1 que presentó San Lorenzo. Como el Muñeco pretende que sus dirigidos no le faciliten la tarea a los marcadores, hubo dos esquemas más: 4-1-3-2, con el capitán como único 5 y los tres volantes restantes unos metros después, y un 4-3-1-2 para soltar al enganche colombiano.
Nuevamente los goles llegaron desde el banco de suplentes: a los ocho minutos de la segunda parte, Lucas Pratto, cuyo rendimiento fue muy bueno, asistió al ingresado Ignacio Fernández para que definiera mano a mano ante el arquero José Devecchi. Y cuando iban 37, Rafael Borré estiró la diferencia después de un rebote. De esa manera, River le sacó una distancia merecida al Cuervo, totalmente desorientado por el desempeño de un Millonario que, además de lo mencionado, tuvo la firmeza de Jonatan Maidana y Javier Pinola, quienes bloquearon muchos remates del conjunto que dirige Claudio Biaggio. Por lo tanto, aunque la octava victoria sobre los últimos nueve compromisos no alcanzó para obtener la clasificación a la Copa Libertadores, al menos dio acceso a la Sudamericana 2019 así como también a la ilusión de cara al futuro.
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