(San Juan – Enviado especial) Pese a que la idea de Gallardo sigue siendo la misma, el Millonario sintió demasiado la ausencia de una delantera con rodaje y, como consecuencia de una serie de errores defensivos, cayó 1-0 frente a Boca.

Un amistoso generalmente no es disparador de varios temas para el análisis. Sin embargo, este amistoso causa dolor y preocupación. Duele porque se trató del Superclásico, pero sobre todo preocupa porque el equipo careció de profundidad. La ambición siempre existió, pese a que las bajas de Sebastián Driussi y Lucas Alario hoy quedaron demasiado expuestas porque Ignacio Scocco fue el único delantero habitual, acompañado por varios volantes de buen pie, pero lejos de un funcionamiento que pudiera generar riesgo en los últimos metros. El empate hubiera sido lo más lógico para un desarrollo interrumpido, con pocas situaciones de gol para ambos, aunque un retroceso lento de Alexander Barboza y una mala respuesta de Germán Lux permitieron que Junior Benítez, a través de un remate poco potente y desde un ángulo incómodo, señalara el 1-0 definitivo en favor de Boca.

River quedó en deuda. Nunca le faltó intensidad, garra, coraje ni las cualidades habituales que caracterizan al equipo con Marcelo Gallardo como técnico. Tampoco se dio por vencido anímicamente mucho antes de que llegara el pitazo final. El problema es que pagó por el grosero error defensivo que cometió en un partido que se perfilaba para la definición por penales o para lo que finalmente ocurrió, un gol de carácter determinante. Si bien es cierto que Boca de ninguna manera fue superior, halló esa ventaja tan preciada, mientras que el Millonario, paradójicamente, fue pobre a nivel ofensivo. Por momentos, exhibió un circuito de juego interesante cuando Ignacio Fernández, Gonzalo Martínez y el debutante Nicolás De La Cruz asumieron el protagonismo. No alcanzó.

Sin la suficiente lucidez y agresividad para lastimar en ataque, la pelota parada se transformó en un recurso indispensable para que River pudiera encontrar una solución. Ni siquiera eso logró compensar el déficit ofensivo, debido a que el travesaño le negó el grito a Gonzalo Montiel, tras un tiro libre ejecutado desde la derecha por De La Cruz -buen panorama e inteligencia para resolver con pocos espacios-, y en la segunda parte el colombiano Rafael Borré tampoco supo aprovechar dos posibilidades que el Pity le dejó servidas en bandeja. El conjunto de Núñez manejó la pelota más que su eterno rival. Como siempre, quiso ser protagonista. Pero esta tarde cayó en San Juan, donde perdió mucho más que un Superclásico. Debe empezar a maquillar la salida de dos figuras…

+ El gol del encuentro:

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+ Scocco lo tuvo en el primer tiempo:

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+ Nacho Fernández también avisó:

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