El Millonario ganó, gustó y goleó, se impuso 3-0 sobre Vélez con una producción sólida en todas las líneas al punto de minimizar por completo al rival.
Fiebre de sábado por la noche. Un River brillante. Un River que jugó un partido perfecto, con la triple G, ideal en el debut de la camiseta en homenaje a Ángel Labruna. Fue muy superior a un Vélez inocente, frágil, totalmente alejado a ese adversario difícil que supo ser. La expulsión del paraguayo Blas Cáceres, una suerte de Fellaini a bajo costo, simplificó la tarea del Más Grande, ya dominador cuando iban ocho minutos.
Andrés D’Alessandro, víctima de la agresión rival, asumió el protagonismo del equipo. Tanto él como los demás volantes se repartieron bien el trabajo para jugar y hacer jugar, sin dejar de lado el compromiso para la recuperación de la pelota y, en pocas ocasiones, el retroceso. Así la apertura del marcador llegó por decantación en el momento que tan sólo había pasado un cuarto de hora. Lucas Alario sacó un potente derechazo desde afuera, el arquero Alan Aguerre dio rebote y Sebastián Driussi señaló el 1-0.
La temprana expulsión de Cáceres simplificó la tarea
Entre el hombre de más y la ventaja, River manejó el trámite a gusto. Hubo un dominio gigante. Alberto Fanesi, con 68 años DT interno del Fortín, relegó a un punta (Maximiliano Romero) para armar un 4-4-1 al ubicar como volante por derecha al ingresado Nicolás Tripichio. Si bien logró cubrir el terreno a lo ancho e impidió que el conjunto que dirige Marcelo Gallardo fuera suficientemente profundo, un centro culminó en polémico penal. Como si fuera poco, el asistente Sergio Viola le cobró adelantamiento a Aguerre y, en la segunda ejecución, Alario puso el 2-0.
Decisiones de los jueces al margen, River redujo a una expresión mínima a su rival. Fue tan grande la diferencia en el desarrollo durante la etapa de inicial que Vélez no sólo que no pudo rematar -ni siquiera desviado-, sino que además tampoco contó con una pelota parada y apenas pudo lanzar dos centros, uno elevado y otro que Jonatan Maidana rechazó inmediatamente. Ejemplos para resumir la distancia futbolística, más allá del resultado mismo.
La segunda parte fue una extensión de lo ocurrido en la primera. El elenco de Liniers solamente inquietó mediante un zurdazo de Hernán Barcos, a centímetros del poste izquierdo, y un rebote luego de su único tiro de esquina en la noche. River, en cambio, sostuvo su rendimiento. Tomás Andrade se lució en el toque, respaldado por Ignacio Fernández, mientras que D’Alessandro asistió a un Driussi voraz para el 3-0 definitivo. A pesar de la goleada, el Millonario nunca renunció a su filosofía: presionó la salida visitante, no dejó pensar a Vélez y redondeó un partido perfecto para llegar a 11 puntos en la tabla de posiciones.
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