La pasión por River no conoce límites geográficos. Excede fronteras en cualquier parte del planeta. Y durante estos días el fenómeno se ve reflejado con mayor énfasis en distintos puntos de Sudamérica, teniendo en cuenta que el próximo sábado se jugará la final de la Copa Libertadores contra Flamengo, en Lima. Con el propósito de abaratar costos o desafiar las limitaciones lógicas de los vuelos internacionales, los hinchas de River empiezan a multiplicarse en diferentes sitios del continente para llegar hasta Perú. Tal es así que los aeropuertos de Santiago de Chile, Montevideo y Santa Cruz de la Sierra empezaron a contar con presencia de rojo y blanco.

Además de utilizar escalas en el norte argentino (Salta, Jujuy y Tucumán), la gente del Millonario buscó la forma de llegar a Lima mediante países limítrofes. Y no sólo a través de aviones, sino también de combinaciones exóticas para arribar a la capital de Perú. "Mi viaje es vuelo a Salta, micro a Tacna y vuelo a Lima", nos cuenta Leo Castillo, un simpatizante de Burzaco (provincia de Buenos Aires) que acompaña al equipo en todas partes. Y detalla su vuelta que promete ser más sacrificada: "Bus a Tacna, auto a Salta y avión a Buenos Aires". Al lado de él, Pablo Cyriakopoulos, otro fanático acostumbrado a los viajes para ver a River, diseñó el plan: "Se me ocurrió buscando ofertas ante la rapidez para buscar algo. Nos salió $ 17.000 redondos".

Tres hinchas más se prenden en la charla durante el vuelo desde El Palomar. "Viajamos a Salta y de ahí vamos a Lima. Volvemos con el mismo camino a la inversa hasta Buenos Aires", relatan Enrique Paludi, Guillote de la Sívori Baja y Macu Cid. Recuerdan con nostalgia el viaje a Japón ("tuvimos que pasar una noche en la estación de Osaka porque no había más servicios de trenes") y analizan con entusiasmo cómo puede darse el duelo contra Flamengo.

Hay muchas más historias en el largo camino a Lima. Desde el estadio Monumental unos 3.900 kilómetros de distancia. Entre vuelos y micros, autos o, en el caso de mayor trascendencia, ómnibus durante tres días para ver al campeón de América en la defensa del título. Sudamérica ya se viste de rojo y blanco en el camino a tierras incaicas.