Paraguay y Uruguay se ofrecieronante la Conmebol para ser sede de los partidos que faltan para completar la presente edición de la Copa Libertadores de América, suspendida por la pandemia del coronavirus.La Conmebol tiene mucho por definir, ya que las diez ligas del continente deberían estar en marcha de nuevo con los recaudos sanitarios correspondientespara que se garantice la seguridad de los planteles y demás personas afectadas a los viajes por partidos.
En este contexto, desde entidad continental no descartan tener que cambiar alguna sede en caso de que no sea del todo seguro. Un ejemplo es el caso de Binacional, que podría mudarse a Lima por la decisión del gobierno peruano. Ymientras todo esto pasa, Uruguay se ilusiona con una posibilidad que, por como está el panorama, no parece tener muchas chances de prosperar: que la Copa Libertadores se reanude con todos los equipos en su país, como si fuera un Mundial.
La movida tiene un trasfondo económico por el movimiento que conllevaría llevar 32 equipos a territorio charrúa, y por eso nace del seno del gobierno encabezado por Luis Lacalle Pou, que busca justamente reactivar la actividad económica.La propuesta, que según apunta Ovación -el segmento deportivo del diario El País- se venía trabajando de manera silenciosa para no generar falsas expectativas, tendría tres sedes: Montevideo, Colonia y Punta del Este.
Para ello se necesitarían varios hoteles para alojar a las delegaciones, equipos arbitrales, integrantes de Conmebol y prensa, campos de entrenamiento y estadios cuya capacidad no sería un problema, porque los partidos serían a puertas cerradas.En los últimos días, Lacalle Pou mantuvo un diálogo con Alejandro Domínguez, pero de todas maneras tanto en los pasillos de la Conmebol como dirigentes del fútbol argentino aseguran que no hay posibilidad alguna de que la Libertadores se juegue bajo esta modalidad que plantea el gobierno uruguayo.La Copa Libertadores se suspendió a fines de marzo cuando se habían completado dos fechas de los ocho grupos.