Mucho se está hablando respecto al papel nefasto de la policía en el operativo del sábado 24 de noviembre en El Monumental. En el ojo de la tormenta, la pésima planificación del Estado y claro está, las conexiones del poder con la operación mediática y dirigencial que se está haciendo para que Boca consiga la Copa Libertadores en el escritorio.

El responsable de la seguridad de todos los ciudadanos de la Capital Federal era hasta hace instantes Martín Ocampo, encargado del operativo que flaqueó el pasado fin de semana. Pero además es amigo de toda la vida del presidente de Boca, quién además es el padrino de su hijo. Estos lazos saltaron a la vista en el 2015 cuando tuvo a su cargo la investigación de lo ocurrido en La Bombonera la noche del gas pimienta y varios medios lo publicaron, como esta nota de Télam.

"Soy amigo suyo desde toda la vida, es el padrino de mi hijo. Pero yo no llevo la investigación. Si tuviera que decidir algo con respecto a él, me apartaría. Y no creo que Daniel me pida que intervenga en nada, sería de mal amigo", declaró Ocampo tres años atrás y fue difundido por El Destape.

Lo cierto es que la cancha se sigue embarrando. Salen a la luz cada vez más conexiones turbias que lo único que hacen es generar sospechas y aumentar las teorías de que el papelón violento del otro día, es una herramienta más utilizada para orquestar una nueva conquista continental en la Ribera.