El domingo 14 de mayo tres hermosos zurdazos en la Bombonera nos provocaron el día más feliz en lo que va del 2017. Teníamos sonrisas tatuadas en todo el cuerpo, y la certeza de que River tenía todas las herramientas para consolidar otro gran equipo. En el primer entrenamiento posterior al clásico, Mora empieza a sentir un dolor raro que ya sabemos cómo se fue desarrollando. Pum, golpe de tristeza de lleno al pecho. Y ahí se produjo un quiebre emocional fuerte, donde luego además empezaron a sucederse una seguidilla de pesadillas que a lo largo de las semanas nos fueron poniendo muchas piedras en el camino.
El 4 de junio en cancha de San Lorenzo perdemos toda chance de pelear el título, en un domingo donde se lesiona Driussi y luego nos sacan a tres tipos claves para una gira insólita de la Selección del otro lado del mundo. El 21 arrancó la novela fatídica del doping, y la primera víctima fue Martínez Quarta. Pum, gancho de lleno al mentón. Menos de 24 horas después salta el de Mayada. Pum, sopapo directo a la frente. Menos de 24 horas después aparecen los rusos y pagan la cláusula del mejor jugador de River en la temporada. Pum, en línea recta al hígado.
Cuando Larrondo pasaba por su mejor (o menos peor) momento en el club se lesiona la rodilla no operada en un ejercicio de un entrenamiento en plena pretemporada. Creímos que la paz podía llegar después de habernos reforzado bien en el mercado, pero 10 días antes del cierre aparecieron unos alemanes perversos y chau Alario. Pum, trompada a la sien y quedamos con los ojos mirando al norte. Con el cierre del libro de pases debía llegar la calma, pero apareció otra lesión inexplicable de Lollo. Y como frutilla del postre, se encienden las alarmas con el Chino Rojas y no se sabe si jugará en Bolivia. La lista copera de River hoy por hoy cuenta solamente con 20 jugadores disponibles, tres de los cuales son arqueros. Pum, gancho duro a la mandíbula y a tambalear a las cuerdas del ring.
Pasaron 117 días de aquel triunfo maravilloso en el silenciódromo pimentero, y estuvieron llenos de vorágine y de cachetazos muy dolorosos para la ilusión. Por diversas situaciones perdimos en la recta final de la Libertadores al costado izquierdo defensivo que hasta allí era titular (y hoy también lo sería), a la mejor dupla delantera del continente, y a la mejor carta ofensiva que había en el banco. Son esos momentos donde todo parece que se va a ir al carajo. Como cuando perdíamos 1-0 en Paraguay, teníamos penal en contra y se cortó la luz. O cuando Juan Aurich le ganaba 3-2 en Perú a los suplentes de Tigres y faltaba media hora para quedar eliminados. O cuando Delfino cobró penal antes de los 30 segundos en una semifinal en pleno Monumental. Estamos así de voleados y de sacudidos con todo lo que nos pasó, pero también con la certeza firme de que nada está perdido ni mucho menos.
¿Por qué nunca tocamos la lona? Porque hay tres grandes líderes, y de los buenos. Los únicos (junto con Mora, que pelea y contagia como una bestia desde afuera) que estuvieron sin interrupciones desde el día uno que comenzó esta historia llena de gloria a mediados del 2014. Gran parte de nuestro arsenal de armas secretas siempre fueron la cabeza de Gallardo, el corazón de Maidana y el alma de Ponzio. Y mientras ellos sigan de pie van a tener que pegarnos con una fuerza sobrenatural para tumbarnos. ¿Es lógico asumir que tantos golpes quizás duplicaron las dificultades de ganar la copa? Sí, suena convincente esa teoría, pero a la vez también siento que nos tenemos que agarrar de cada milímetro de herida para empujar como una tromba hacia adelante y tratar de volver a llevarnos puestos a los rivales que se vengan. Quedaron muy buenos jugadores, llegaron otros de calidad, se sumaron jóvenes con muchas ganas de estar acá, y además los mano a mano coperos son una historia diferente a todo.
El Muñe enfrenta sin dudas el desafío más duro desde que asumió. Reinventar casi medio equipo y a la vez acudir a su varita mágica para ensamblar piezas en tiempo récord, después de quedar perplejo ante las ausencias inesperadas de último momento. Claro que será muy difícil, pero si en algo nos podemos quedar tranquilos es en el hecho de saber que el River de Gallardo en el único lugar que habla y donde mejor combate es en la cancha. Vamos todos unidos. Vamos no nos quedemos, carajo.
+ FIN DEL MITO: River no utilizó las cláusulas de rescisión por Larrondo y Pinola
+ CASO ALARIO: El Más Grande considera ilegal el traspaso del Pipa al Leverkusen.
+ CUOTAS: Aumentarán a partir del 1° de octubre.