El 24 de noviembre de 2018 el país estaba paralizado, por primera vez en la historia River y Boca definirían una Copa Libertadores entre sí. La ida se había jugado el 11 del mismo mes en la Bombonera y el empate 2 a 2 había dejado la serie abierta por lo que el 24 habría un ganador que alcanzaría la gloria eterna y encima daría la vuelta olímpica en la cara del rival de toda la vida.

Los nervios se palpaban en las inmediaciones el Monumental que desde el amanecer ya tenía a miles de hinchas ansiosos por alentar al equipo de Marcelo Gallardo. El ambiente era festivo pero tenso en las horas previas, existía la algarabía por lo que vendría pero también la incertidumbre estaba en el ambiente, todos morían por ganarla y nadie quería saber nada con perderla.

Curiosamente aquella tarde el operativo policial falló y en la intersección de Libertador y Quinteros no hubo policías que alejen a los hinchas de River cuando el micro de Boca estaba por ingresar, algo insólito ya que jamás había pasado algo así. Eso derivó en que no haya separación entre los hinchas de River y el micro del rival de toda la vida, que encima llegó provocando a dicha intersección.

El combo fue letal y si bien el hecho que no haya policías no avala al hincha a comportarse como un salvaje todo se desmadró cuando Matías Firpo arrojó una botella que rompió un vidrio del micro. La historia es conocida: algunos jugadores de Boca se hicieron revisar en una clínica, el partido se postergó y finalmente terminó jugándose en Madrid el 9 de diciembre.

Firpo fue detenido y luego liberado, en River se lo suspendió y se le aplicó el derecho de admisión. Pero la medida tenía sabor a poco hasta el pasado jueves cuando la Comisión Directiva decidió aprobar la expulsión como socio de Matías Firpo, quien nunca más podrá ingresar al Monumental ni al club. Una medida sensata que debería servir de aprendizaje para todo aquel que no entienda que el fútbol es un deporte y que una rivalidad deportiva nunca debe pasar a la violencia.

Su último antecedente nefasto

Aunque resulta difícil de creer hace unas fechas cuando River recibió en el Monumental a Central Córdoba de Santiago del Estero por la Liga Profesional, Matías Firpo intentó ingresar a ver el partido con un carnet prestado. La policía lo identificó y lo detuvo. El club también está analizando seriamente expulsar a quien le prestó el carnet el salvaje que hizo mudar la final más importante de la historia a Madrid y le privó de disfrutar en el Monumental a decenas de miles.