La ida de la final de la Copa Libertadores parecería haber dejado un poco mejor parado a River. Por su juego, por haber mantenido las tablas siendo visitante, y porque ahora definirá con toda su gente a favor. Pero eso, lamentablemente, es la espuma. River y Boca igualaron 2 a 2, la Copa continúa mirando a los dos de reojo y el sábado 24 será el momento para que La Banda se despoje de prejuicios y adjudicaciones a destiempo para dejar la vida en la cancha en busca de la gloria.

Quedan días eternos de previa. Días donde como siempre intentarán desestabilizarnos, con teorías conspirativas, diciendo que la gente de River ya festejó. Que lástima me dan aquellos que no entienden lo de ayer. Ojo, los entiendo, porque no son riverplatenses y por eso no logran comprenderlo. Los hinchas millonarios no festejaron nada. Absolutamente nada. Si River ganaba, empataba o perdía, era lo mismo.

La gente iba a convocarse en el Monumental para recibir al plantel, para decirles "acá estamos, no están solos". La famosa frase "ustedes dejen la vida en la cancha, nosotros la dejamos en los tablones". No era una cuestión de resultado, era una razón de ser y pertenecer. Ser de River es esto, estar en todas y siempre, sin importar el desenlace de un partido.

River salió a llevarse puesto a Boca en su cancha, el fútbol a veces no te da todo lo que merecés, pero el mundo vio cuál es un equipo, y quién depende exclusivamente de sus individualidades y del azar. 

 

El sábado 24 no hay margen de error, hay que ganarle otra vez a todos. A la Conmebol y sus inspecciones sin sentido, a los dichos políticos y hasta presidenciales que tiran en contra, incluso hay que vencer a la suerte si es necesario. Tenemos con qué. Unos guerreros que sin su líder máximo cerca se sobrepuso dos veces siendo visitante, Napoleón ya debe estar planeando la gran cita, consciente de que en el Monumental, River saldrá a jugar con más de 60.000 jugadores.

Más metidos que nunca, River. Con trabajo, sacrificio y humildad, este grupo demostró que las cosas caen del lado que tienen que caer, y que los buenos ganan. ¡Vamos, River, todavía no se ganó nada, vamos por más!