Marcelo Barovero se ganó todo el cariño del pueblo riverplatense de manera silenciosa, por su personalidad nunca necesitó declaraciones explosivas ni tuvo acciones para la tribuna. Siempre intentó pasar desapercibido pero le fue imposible, sus extraordinarias actuaciones con el Manto Sagrado hicieron que al salir al Monumental sea uno de los principales ovacionados y eso que compartía equipo con grandes figuras. Hace años que el arquero alejó su camino de River, pero de donde no lo hizo fue del corazón de los hinchas que le siguen recordando su paso por Núñez, pese a que esté a miles de kilómetros.
Trapito decidió ir a jugar a un fútbol más tranquilo, lejos de las exigencias que trae el día a día de River, actualmente se encuentra en el Burgos, club que milita en la Tercera División de España, allí comparte equipo con el otro héroe de la noche del 27 de noviembre de 2014 cuando el Más Grande eliminó a Boca en semifinales de la Copa Sudamericana. En diálogo con Micaela Silvani para TyC Sports el arquero se refirió a sus sensaciones una vez que Germán Delfino sancionó un penal al minuto de comenzado el partido: “En el momento que cobró el penal tenía ganas que todo vuelva atrás, que haya una puerta atrás mío e irme. Gracias a Dios entre todos pudimos marcar un hecho muy fuerte en la historia del club”.
Marcelo Barovero llegó a Núñez a mediados de 2012 y desde entonces se ganó un lugar en el once inicial, fue importante en el ciclo de Ramón Díaz, pero terminó siendo determinante una vez que llegó Gallardo. Desde entonces se consagró –siendo figura- en la Copa Sudamericana 2014, la Recopa Sudamericana de 2015, la Libertadores de 2015 y la Suruga del mismo año. Puso punto final a su etapa en el Millonario el 14 de mayo de 2016 y esa noche ante Gimnasia en el Monumental decidió hacerle un presente al Muñeco: “Quedó muy a la vista que le regalé mis guantes a Gallardo, él me los pidió una semana antes es un hecho que marca un poco la relación que tuvimos”
Un gesto destacable del mejor del mundo
River enfrentó a Barcelona en la final del Mundial de Clubes, cuando el partido estaba 0 a 0 Trapito le atajó una tremenda pelota a Lionel Messi y una vez que terminó el partido, el astro argentino le regaló los botines para su hijo: “No pensé que Messi me había escuchado en el momento posterior a la jugada. Le dije que le había cumplido el sueño a mi hijo de taparle una pelota y que termine el partido y tenga ese obsequio es algo que va a quedar de por vida en mi memoria y en la de mi hijo“, finalmente el partido terminó 3 a 0 a favor de los catalanes.