El grueso de los hinchas de River llegará a España entre hoy, mañana y el domingo desde Argentina y el resto del mundo. Mientras las portadas de los principales diarios deportivos (Marca y As) de Madrid reflejan en sus portadas la preocupación por el posible arribo de barrasbravas, algunos simpatizantes del Más Grande ya pasean por la capital ibérica en calma, con buzos, camperas y pantalones oficiales del club, aunque sin hacerlo en grupos numerosos. Lo propio sucede con aquellos seguidores de Boca.

Sin embargo, en Madrid la mayoría de los ciudadanos ya sabe que el Superclásico definirá el título de la Copa Libertadores nada menos que en el estadio Santiago Bernabéu. Algunos comercios del centro ya venden bufandas y remeras alusivas al gran partido: todos el merchandising se caracteriza por ser extraoficial, de baja calidad.

Los taxis, como si se tratara de una decisión a tono, lucen una banda roja. Hasta un famoso local de comidas rápidas exhibe globos rojos y blancos: entendieron de  qué lado ponerse. Los empleados de los kioscos de diarios no sólo están al tanto de la final entre River y Boca, sino que además se prestan al diálogo con La Página Millonaria, sorprendidos por la presencia de semejante acontecimiento deportivo como consecuencia de un episodio de violencia.

El fin de semana largo causó que mucha gente visitara Madrid desde diferentes zonas de España. Los hoteles lucen llenos, al igual que los clásicos bares de chocolate caliente. Las tapas y otras comidas clásicas son frecuentes aquí. Sentarse a almorzar o cenar implica un gasto total que merodea los 10 euros, pero se puede consumir alimentos ricos por la mitad o menos en locales como El Museo del Jamón o Cien Montaditos. Así se viven las horas previas a la final de la Copa Libertadores en la capital española, sabiendo que se trata de un hecho extraordinario.