Así como se espera por una buena oferta para concretar una venta y acomodar los números de la tesorería del club, los dirigentes intentan cerrar otros acuerdos que les generen ingresos o eviten gastos. En ese último ítem se puede ubicar al modo en que se arregló la salida de Luciano Lollo a Banfield, aunque no deja de sorprender por lo mucho que costó su pase, lo ínfimo que se recupera y el casi nulo aporte que hizo el defensor en la cancha.

El cordobés llegó en el invierno de 2016 desde Racing, donde había sido campeón y era uno de los referentes del plantel. Sin embargo, en ese momento se estaba recuperando de una lesión en el pie y cuando llegó a la revisión médica ni siquiera pudo subirse a la cinta para trotar y hacerse todos los estudios. A pesar de que no estaba en condiciones de aprobarlos, Gallardo pidió que Lollo igual sea contratado: River pagó 3,5 millones de dólares y le firmó un contrato por cinco temporadas.

Lo que vino después es más que conocido: a Lollo le costó muchísimo recuperarse, debió ser operado nuevamente por problema en el pie y apenas sumó 16 partidos a lo largo de tres años en River, con niveles muy bajos de rendimiento. A mediados del año pasado le surgió la posibilidad de irse a Banfield, a préstamo, donde sí logró mayor continuidad y sabiendo que en el plantel de Gallardo no tendría lugar buscó la manera de seguir en el Sur.

De hecho, el zaguero siguió entrenándose con el plantel del Taladro a pesar de que todavía no se había acordado su situación. Y ahora sí llegó ese arreglo: Banfield le debe a River 100 dólares del préstamo vencido por una cláusula de objetivos vinculada a la cantidad de partidos jugados por Lollo. Tendrá que pagar eso y otros 150 mil dólares más para quedarse con el pase del defensor. En realidad, River cobrará lo que sería el valor de un préstamo como si fuese una venta. Sin duda, un mal negocio. Apenas lo positivo es que dejará de pagar el contrato alto y en dólares que le había firmado en 2016 hasta 2021.