River le dijo adiós a la primera mitad del año con un derrota ante Arsenal, una postal de lo que fue su rendimiento durante estos meses. Los números no mienten y dejan ver que el equipo ha quedado en falta.
La vara estaba demasiado alta después de un año y medio a puro festejo. Desde la llegada de Gallardo a mediados de 2014, con la excepción del torneo doméstico del año pasado, que River se acostumbró a ganar todo, y si no, por lo menos a pelearlo hasta el final.
Sin embargo, el período febrero – junio de 2016 hace sentir que un ciclo se ha terminado. El equipo se fue tempranamente de la Copa Libertadores, eliminado por un rival a priori inferior, y nunca estuvo cerca de entrar en la discusión por el campeonato local.
En la Copa, River disputó 8 partidos, con 4 triunfos, 2 empates y 2 derrotas. Convirtió 18 goles – 6 fueron ante The Strongest en un partido y 8 se los marcó a Trujillanos – y le hicieron 9. Alcanzó una efectividad del 58%, que no fue suficiente para superar los octavos de final.
En el Torneo de Transición, los números son fatales. En 16 fechas, River apenas ganó 4 veces (Quilmes, Independiente, Olimpo y Gimnasia). Empató 6 y perdió la misma cantidad de encuentros. Le convirtieron más de lo que convirtió – 22 contra 21 – y el porcentaje de efectividad tan solo llega al 37%.
Los números son claros: el equipo ha dejado mucho más en la columna del debe que del haber. El gran desafío es resurgir para volver a ser.
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