Cada vez que River entrena en su predio de Ezeiza suelen verse imágenes que dan cuenta de la pasión y de la devoción de sus hinchas por los colores, pero también por los protagonistas. Tanto a la entrada como en la salida de los vehículos, los autos son abordados por los fanáticos y fanáticas que se acercan hasta la puerta del complejo para obtener una foto, un autógrafo o simplemente para poder saludar de cerca a sus ídolos.

Este lunes por la tarde, los simpatizantes del Más Grande lo hicieron de nuevo, demostrando que no hay resultado ni mal momento que empañe esa gratitud eterna hacia los jugadores que tantas alegrías les brindaron en el último tiempo. Aunque a decir verdad, hay un futbolista que se llevó todos los flashes y el cariño de los hinchas: Julián Álvarez.Un centenar de hinchas se acercó hasta la zona de Ezeiza para ver de cerca al goleador del equipo del Muñeco, que está a solo un tanto de alcanzar la marca de Rafael Borré.

Más allá de todo lo que engloba la pasión, hay una explicación racional: el de esta tarde fue el último entrenamiento de Julián en el River Camp antes de viajar a Inglaterra. Si bien es cierto que todavía queda pendiente una última práctica en el Monumental y el encuentro del miércoles ante Vélez, el predio de Ezeiza permite cierta cercanía y privacidad con los protagonistas. Por eso, muchos hinchas de la zona se acercaron hasta allí para brindarle el adiós que se merece. La multitud fue tal que hasta tuvieron que formar una extensa fila bordeando el acceso vehicular.

La historia no termina ahí. Julián accedió al pedido de los hinchas y se acercó hasta la puerta para atender a cada uno de los simpatizantes que lo esperaba. Estuvo casi veinte minutos sacándose fotos y recibiendo algunas ofrendas, como algunos carteles que le prepararon varias fanáticas. Algunas no pudieron contener la emoción y hasta estallaron en llanto. Locura total y un hasta luego para el Hombre Araña millonario.