Leonardo Ponzio surgió futbolísticamente en Newell’s, pero no caben dudas que su corazón es riverplatense. La bandera de la era Gallardo había disputado su último partido ante Boca el pasado 16 de mayo en la Bombonera por la Copa de la Liga, al día siguiente dio positivo de Covid y tras recibir el alta epidemiológica disfrutó de unos días de vacaciones hasta el regreso a los entrenamientos en el River Camp previos al viaje a Orlando para realizar la pretemporada. El día anterior al viaje a Estados Unidos y tras realizarse –al igual que todos sus compañeros- los exámenes médicos se determinó que padecía una miocarditis que le imposibilitaba entrenarse en el alto rendimiento.

La noticia cayó con un baldazo de agua helada tanto para él como para todos los hinchas de River que saben que están viviendo los últimos meses de su ídolo como futbolista profesional, en ese tipo de lesiones nunca se sabe el tiempo de recuperación y el santafesino ya anunció que a fin de año se retira y nadie más que él merece dejar la actividad en una cancha y con la ovación tanto de los hinchas como de sus compañeros y rivales porque si hay un futbolista que honró la profesión como ninguno, ese fue Leonardo Ponzio.

El regreso

Una vez que dejó atrás la miocarditis se reincorporó a los entrenamientos y Gallardo no quiso apurarlo, recién ante Independiente en la fecha pasada lo convocó, pero por cómo se dio el partido, el Muñeco no lo mandó a la cancha. Este miércoles contra Newell’s, el DT decidió que era el momento ideal para que el León vuelva a sumar minutos luego de cuatro meses en los que el capitán volvió a mostrar su profesionalismo y se entrenó como nadie. Muchos hubiesen desistido y con el panorama a cuestas y con una miocarditis hubiese adelantado el retiro, pero si algo caracterizó a Leonardo Ponzio en su carrera, además del éxito, es la perseverancia.