"Mi vida con River" es el nuevo libro de Lito Costa Febre, donde cuenta toda su historia vinculada al millonario, una relación que ya lleva más de tres décadas relatando cada partido que juega el equipo. En ese largo camino recorrido, cosechó muchos amigos y miles de historias, emociones y anécdotas que están plasmadas en esas páginas. Y en una charla con La Página Millonaria, el relator hizo un repaso por las mejores partes de su libro e incluso recordó algunas vivencias que no quedaron escritas.

Uno de los fragmentos más divertidos de la entrevista con Costa Febre se dio al recordar momentos no tan buenos. Ante la consulta sobre si alguna vez había tenido reclamos de los futbolistas, Lito detalló: "Una vez, en un viaje a Paraguay, me vino a encarar Fabbiani y me preguntó '¿por qué me decís gordo gil?'. Él se había errado un gol increíble contra San Lorenzo y yo le grité gordo gil. Yo había buscado en el diccionario que gil quiere decir inoportuno. Y yo le explicaba a él, en plena calentura, que yo le había dicho que era un gordo inoportuno". También contó otros personajes importantes con los que pasó algunas etapas tormentosas. "Con Ramón Díaz teníamos altibajos, agarraba la margarita conmigo: te quiero mucho, poquito, nada. Después con Pellegrini tuve una brava cuando me quiso hacer juicio después del 2-0 en la cancha de Boca que le dije corbarde. Y con Celso Ayala casi nos fuimos a las manos en Perú, en la Copa del 96, y nos amigamos después del 3-3 a Boca en el Monumental", agregó.

 

 

A la hora de las anécdotas, Lito recordó una muy buena luego que explicara todas las imágenes y estampitas de santos y vírgenes que pone en las cabinas donde transmite. Es un fiel seguidor de San Expedito, al que le pidió de una manera no muy ortodoxa el triunfo de River en Madrid. "Cuando hace el gol Benedetto, lo tenía en el pupitre del Bernabéu a San Expedito. Le agarré el cuello, lo miré y le dije 'mirá que ésta es mía hoy porque no voy a tener otra'". Y recordó que en la escala en Frankfurt, antes de llegar a España, la policía alemana casi no le deja pasar esa figura: "Creo que se apiadaron porque no entendían quién era San Expedito. Yo me quedaba en Frankfurt si no me dejaban pasarlo".

 

 

Y otro gran momento de la charla con Costa Febre fue mientras repasaba sus visitas a la Bombonera para relatar los superclásicos. En el 2001, el día de la vaselina de Ricardo Rojas, tuvo ganas de ir al baño en el medio del partido, pero había tanta gente hasta en los pasillos que no pudo salir. "Me hacía encima. Vi un vaso de cartón y pensé 'yo hago acá'. Después dije 'si River gana, me lo tomo'. ¡Y me lo mandé!. Fue un domingo increíble. Ese gol de Rojas debe estar entre los más lindos de la historia del superclásico", contó sobre esa situación tan particular.

 

 

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