El delantero de River confesó que quiso dejar el fútbol cuando apenas era un jugador de las Inferiores del Deportivo Cali: “Me tocó irme de mi casa desde muy niño y no tenía la posibilidad de ver a mis padres”.
Muchas personas en River comenzaron a conocer a Rafael Borré una vez que se calzó el manto sagrado. Y realmente quedaron sorprendidas gratamente, ya que el colombiano supo convertir varios goles que reventaron las gargantas de los hinchas del Millo (con un tanto ante Boca incluido, en el verano de 2018).
Sin embargo, pocos conocían lo duro que fue para el Parcero llegar a donde está hoy. A saber: ha pasado por Villarreal, Atlético Madrid y la rompió en Deportivo Cali (en donde lo apodaron La Máquina). Justamente, allí en Cali, los primeros años de Rafa en búsqueda de la gloria deportiva lo tuvieron en el centro de una escena impregnada de tristeza y desazón por no ver a sus seres queridos.
Oriundo de Barranquilla, Borré explicó por qué le fue tan difícil subsistir en el mundo del fútbol en diálogo con Radio Rivadavia: “Mi historia de ser de Barranquilla y terminar jugando en el Deportivo Cali se dio porque cuando tuve la oportunidad de estar en Junior pasé a otro club en el que un veedor del Cali me hizo un seguimiento para llevarme al club. Cuando él decide llevarme allí, cambió un poco mi vida porque me tocó irme desde muy niño a otra ciudad a empezar a pensar en lo que sería el futuro del Deportivo Cali. Y allí estuve hasta llegar al equipo provisional. Fui solo, hice todo el proceso solo. Desde los 13 años hasta los 17, 18 que debuté. Fueron cinco, seis años”.
“Muchas veces pensé en volver a casa, los años en Cali se hacían muy complicados. A medida que pasaban los entrenamientos, ir al colegio pero sin tus padres, tenerlos lejos y no tener la posibilidad de verlos a mitad de año o en diciembre me hizo pensar en volver. Ahí fue muy importante mi padre porque fue determinante mantenerme siempre fuerte. Me decía que yo podía lograr lo que quería pero que esto era un sacrificio para que más adelante diera sus frutos”, agregó La Máquina, quien se mostró a corazón abierto y le agradeció a su papá por no dejarlo caer.
“Mi padre me mantuvo esa personalidad que hoy le agradezco mucho porque gracias a él en ningún momento claudiqué. Somos una familia humilde, muy tranquila que siempre me apoyó y como pudo me sacó adelante para que fuera jugador”, prosiguió Rafa. ¡Sos un guerrero de la vida, colombiano!
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