River registra resultados muy pobres luego de sus dos viajes a Japón y tampoco logra hallar cierta regularidad en el funcionamiento. Lejos en el torneo local, necesita pasar de fase en la Copa Libertadores, así aprovecha su fortaleza en los mano a mano internacionales.
Más allá de algunos momentos para ilusionarse en forma esporádica, River está muy lejos de exhibir un nivel elevado futbolístico sostenido. Por supuesto que no es fácil, sobre todo cuando todos los rivales saben que plantarse de igual a igual supone un riesgo mayúsculo frente al campeón de América. Sin embargo, pese a las salvedades mencionadas que justo poner en la balanza, hay una realidad inexorable: el equipo padece una suerte de jet lag futbolístico.
Tras la obtención de la Suruga Bank, el nivel cayó notablemente. Entre todos los compromisos oficiales por distintas competencias, River jugó 29 encuentros después de vencer 3-0 a Gamba Osaka: 9 triunfos, 7 empates y 13 caídas. Apenas el 39,08% de los puntos disputados. Cifras alarmantes que van de la mano con un flojo funcionamiento colectivo e individual en muchos casos. Y si bien es cierto que las lesiones y bajas por otras razones tuvieron mucho que ver, sumado a la seguidilla de viajes, el Millonario perdió una identidad.
¿Sellos distintivos de River? La actitud, el esfuerzo, algo que Marcelo Gallardo remarcó y es verdad. Pero con eso no alcanza. Resulta indispensable, aunque también se requiere creatividad a la hora de atacar, profundidad y contundencia, características ausentes. Más allá del poderío goleador en un par de presentaciones ante adversarios menores -ojo, bienvenido sea, si el rival es inferior, hay que aprovecharlo y así fue-, hay una deuda. Es como si La Banda hubiera tenido una pérdida de brújula tras cada viaje a Japón.
Para Marcelo Gallardo es fundamental, y hasta se podría que urgente, hallar una base titular. Nadie puede negar que la rotación existe de forma obligada por la sucesión de partidos y travesías. Tampoco se debe pasar por alto que las bajas atentan contra cualquier intención del técnico. Aclarado eso, el Muñeco tal vez tenga que analizar si la premisa sana de hacer que los oponentes carezcan de referencias no termina atentando contra el funcionamiento. Ningún dibujo táctico se explica sin los intérpretes, aunque estos necesitan asimilar una idea por completo para luego incorporar otras herramientas.
Hubo crisis entre agosto y diciembre. Nobleza obliga, aun así, River estuvo cerca de llegar a la final de la Sudamericana. Ahora crisis tras la inolvidable participación en el Mundial de Clubes. Ojo, hay que recalcar que si El Más Grande se mete en los octavos de final de la Libertadores puede haber otra historia. Mientras tanto, Gallardo, sus colaboradores y el plantel necesitan salir adelante tanto en los resultados como en el rendimiento y viceversa. El jet lag futbolístico tiene que concluir. De lo contrario, será un semestre de más tristezas que satisfacciones.
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