Marcelo Barovero destacó una de las virtudes más grandes que tiene el plantel del Millonario: es ganador y nunca baja la vara. Además, recordó la vergonzosa noche del último Superclásico.
El arquero de La Banda es uno de los pilares del equipo de Marcelo Gallardo, que ganó cuatro títulos internacionales desde fines del 2014 hasta el momento. Claramente, un punto clave que hay que reconocerle a este River.
“Somos realistas de todo lo que estamos viviendo, lo que nos tocó vivir y lo que vamos a vivir. No es fácil para la cabeza de ningún jugador porque estamos expuestos al estrés, a cosas buenas y malas… Lo más importante es tener un análisis claro y un cuerpo técnico objetivo a la hora de mirar todo. Es entender que ganar es para pocos y el mantenerse, también. Por eso no debemos dejar de trabajar”, expresó Trapito, en una entrevista que le concedió a Olé.
Acerca de cómo el equipo logró encontrar el camino para definir duelos decisivos, el arquero de 31 años señaló: “Entendimos cómo hay que jugar y preparar esos partidos, nada más. La seguridad no existe: lo valioso es tener respeto, confiar en lo que podemos hacer en cualquier cancha y creer en lo que nos pide el cuerpo técnico. No hay otra que trabajar y volcar la experiencia que hemos desarrollado todo este tiempo”.
Barovero es consciente de que el Mundo River recuerda la brillante actuación en el penal que le contuvo a Emmanuel Gigliotti, en la semifinal de la Copa Sudamericana. Aunque él prefiere no tener que sufrir ese tipo de riesgos en un partido: “Yo siempre quiero que las cosas pasen lejos de mi arco: es lo que deseamos todos en River. Aunque hay que entender que todo puede pasar y también aceptar que te puede tocar ganar como perder”.
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Acerca de lo que ocurrió en la noche del gas pimienta, el hombre de River dejó en claro que fue una de las situaciones que peor pasó en su carrera: “Lo recuerdo con un vacío enorme, una sensación horrible, como un partido en el que no pudimos disfrutar del resultado final mas allá de que nos permitió pasar. Fue uno de los partidos que más vacío me dejó y repercutió muchísimo porque después perdimos de locales con Cruzeiro. Los jugadores estamos acostumbrados a que ganamos o perdemos nosotros, así que fue una sensación muy fea para los dos. Superó hasta lo inimaginado y esperamos que ese tipo de cosas no se repitan más.
“Creo que todos aprendimos. La pasión está desbordada hace tiempo y, de parte nuestra, lo único que podemos decir es que hay que aceptar lo que pasa adentro de la cancha, que esto es un juego en el que podemos ganar o no”, continuó el arquero del Más Grande.
Intentamos volver a ser el equipo que éramos hace un mes.
¿El equipo tuvo un bajón tras haber conquistado América?: “Más que un bajón… Intentamos volver a ser el equipo que éramos hace un mes. Eso se vio más que nada con San Martín y Estudiantes. Con Huracán ya tuvimos una semana completa de trabajo: el resultado no se dio, pero no podemos caer sólo en eso. Y el domingo pasado ya estuvimos mucho mejor en todo sentido”.
Claro, los dirigidos por el Muñeco casi no tuvieron tiempo de descanso y eso afectó el rendimiento de los jugadores: “Uno lo mira desde el gran trajín y lo raro de no tener ese tiempo de disfrute y descanso, y tener que continuar una competencia en la que estábamos bien ubicados tras lograr algo tan importante. A veces no te dan las fuerzas y las energías para tener la ansiedad de encarar cada partido, pero la parte más complicada ya la dejamos atrás”.
Nos acostumbramos a diferenciar y a cambiar el chip una vez que se gana una cosa para enfocarnos en otra.
Además, Trapito remarcó que este plantel sabe dar vuelta la página rápidamente para enfocarse en el siguiente objetivo: “Nos acostumbramos a diferenciar y a cambiar el chip una vez que se gana una cosa para enfocarnos en otra. Y la clave es que el funcionamiento está apareciendo. Le vamos a seguir agregando variantes, como dice el técnico, de cara a todo lo que tenemos por delante sin dejar de lado el torneo local. Porque insisto: aún tenemos chances de pelear hasta el final”.
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