La dura derrota de River ante Vélez, dura por la performance futbolística y no tanto por el resultado, no se explica por la ausencia de De la Cruz, aunque sí hay que reconocer que fue una baja recontra sensible. El uruguayo es el motor del equipo, es el que juega y hace jugar y el futbolista que más movilidad tiene en la mitad de la cancha y la zona ofensiva. Al Millonario le faltó intensidad en ataque y cayó en la trampa de Vélez de jugar casi siempre hacia los costados, donde las jugadas se terminaban y el Fortín recuperaba para salir lanzado de contra.
En la previa del encuentro, la única duda en el once era la presencia o no de De la Cruz. Se había entrenado casi a la par de sus compañeros en los últimos días, pero todavía no estaba al 100% después del fuerte golpe que recibió el fin de semana en el talón de aquiles derecho en el partido con Lanús y que lo terminó sacando de la cancha. A raíz de esa patada, el uruguayo no pudo estar contra Vélez y su lugar lo ocupó Esequiel Barco.
“De La Cruz no se sentía bien por el golpe que sufrió la otra vez. Eso le imposibilitó jugar. Probó pero no pudo recuperarse. Veremos cómo se siente en estos días“, explicó Gallardo en conferencia de prensa, sin dar demasiadas vueltas. Ahora, el mediocampista le apuntará a la revancha del próximo miércoles en el Monumental, por eso seguramente sea preservado por el Muñeco este fin de semana en el encuentro contra Huracán por la Liga Profesional.