Que les va a costar adaptarse, que van a ser suplentes y deberán pelear mucho para ganarse su lugar, que van a perder terreno en la consideración de Scaloni y no van a poder ir al Mundial. Se dijeron miles de cosas de Julián Álvarez y Enzo Fernández en el último tiempo y ninguna de las teorías "negativas" terminó haciéndose realidad. Muchos creían que el paso de Sudamérica a Europa les iba a resultar tedioso y quedó claro que no: Julián marcó un gol en su debut y Enzo, que no quiso ser menos, también.

La primera señal de que Enzo iba a ser fundamental no tardó mucho en llegar: jugó su primer partido tan solo un día después de haber firmado contrato. El entrenador Roger Schmidt insistió mucho en su llegada y está a la vista el motivo. Hoy, en el triunfo del Benfica 4-1 frente al modesto Midtjylland de Dinamarca por el partido de ida de la tercera ronda de la Champions League, Enzo fue desde el arranque, jugó los 90 minutos y redondeó un partidazo.

Schmidt le dio libertades a Enzo pero menos que las que tenía con Gallardo en River, al menos por lo visto hoy. El ex jugador del Millonario tuvo asignado un rol más de organizador en campo propio, con incursiones esporádicas en ataque y sin pasar todo el tiempo el centro del campo, y de tratar de sacar la pelota limpia y superar la primera línea de presión rival con pases.

La elaboración del juego estuvo más a cargo de Joao Mario o Florentino Luis (su compañero de doble cinco) y Enzo se encargó de distribuir la pelota con mucha claridad en el inicio de los posibles ataques, moviéndose en ocasiones del eje e interviniendo en los carriles internos. Más allá de la posición más retrasada, no dejó de ensayar algún cambio de frente o pase filtrado ni tampoco se desentendió de rematar al arco (pateó cuatro veces).

De yapa, apareció por sorpresa en el fondo del área tras un córner de Joao Mario y marcó un auténtico golazo de volea a los 40 minutos del primer tiempo, cuando su equipo ya ganaba 2-0.

Influencia inmediata de Enzo Fernández en el Benfica y un primer partido que va a funcionar como adelanto de lo que se viene, porque esta es recién una primera parte del repertorio del número 13. Precisión con la pelota en los pies, claridad, creatividad, panorama, llegada al área y gol. Enzo y Julián están destinados a grandes cosas y no es ninguna casualidad que a su corta edad estén donde estén. Orgullo riverplatense.