No surgió futbolísticamente en River, pero está atravesado por una banda roja en el pecho desde el día que nació y por mandato familiar. Vivió la pasión desde muy chico a la distancia, desde su Mendoza natal. Y cuando llegó el turno de ser futbolista profesional y tuvo que defender otros colores, siempre se planteó un objetivo: vestir algún día la camiseta del club de sus amores.Fue así que a mediados de 2017, luego de recibir varias llamadas de su tocayo Francescoli desde las oficinas del primer piso del estadio Monumental y de Marcelo Gallardo desde su búnker en el predio de Ezeiza, Enzo Pérez no lo dudó: tomó la firme decisión de regresar a la Argentina y cumplir su gran sueño deser jugador de River.
Claro que antes tuvo que plantear la situación en Valencia, club en el que era una de las figuras y no lo quería largar fácilmente. El mediocampista se plantó, presionó para conseguir su salida y de ahí en más comenzaron a negociar la cuestión económica, que se resolvió en cuestión de horas.“El esfuerzo no fue solamente mío, también de la dirigencia de River y del Valencia. Todos pusimos un granito de arena. Siendo hincha, esa ansiedad y nerviosismo que va a correr será normal, pero siempre tratando de hacer las cosas de buena manera. No tuve la suerte de nacer en este club, pero siempre lo viví como hincha desde la tribuna. Es un sueño más en mi carrera; no sólo a mí, sino también a mi familia. Desde un primer momento dije que si River hacía el esfuerzo, yo también lo iba a hacer”, fueron las primeras palabras del volante mendocino pocos minutos después de firmar su contrato con el club de Núñez y de ser presentado oficialmente en el salón Auditorio del estadio Monumental, allí donde se tomó las primeras fotos como jugador del club.
Lo que vino de ahí en adelante fue todo disfrute, más allá que al principio le costó adaptarse al fútbol argentino. Luego de un primer semestre en el que lo persiguieron algunos inconvenientes físicos, Enzo consiguió alzar su primer título con la banda roja en el pecho en su provincia natal. Fue en la final de la Copa Argentina 2017, en la victoria por 2 a 1 ante Atlético Tucumán en el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza. El Millonario venía de una dura eliminación en la Libertadores y Enzo patentó la famosa frase “inventaron el VAR” luego de aquel escandaloso arbitraje en cancha de Lanús que perjudicó al equipo del Muñeco. Lejos de doblegarlo, hizo a River más fuerte.
Lo mejor siempre está por venir y el 2018 le tenía preparado a Enzo dos alegrías incomparables. En marzo, volvió a dar una vuelta olímpica en su provincia, esta vez ante el eterno rival, en la definición de la Supercopa Argentina. El volante, fanático de River, vivió aquella final de una manera especial. “Vamos a estar con dos o tres días de resaca”, declaró al finalizar el encuentro ante Boca. Y agregó: “Es el logro más importante desde mi regreso. Otra vez me tocó estar en mi provincia y dar la vuelta acá es inimaginable”, expresó. Claro que ni el hincha más enfermo de River, y en ese rótulo podemos incluir a Enzo Pérez, podía imaginar lo que vivirían unos meses después.
El equipo del Muñeco volvió a cruzarse con Boca, esta vez en la final de la Copa Libertadores, en una definición de película. Por todo lo que vivió el Millonario a lo largo del torneo, por cómo se dio el partido de ida en la Bombonera y todo lo que sucedió unos días después en el Monumental con el partido que no fue. Finalmente, los ojos del mundo vieron cómo el Más Grande derrotó a su eterno rival en el Santiago Bernabéu como escenario, en una definición no apta para cardíacos. La imagen de Enzo festejando como un niño de frente a las tribunas donde se encontraba el grueso de los simpatizantes de River todavía se repite en el Museo del Real Madrid para recordar cuál fue la final más importante de la historia.
Todo lo que vino fue una suerte de bonus track para Enzo Pérez, que luego de cumplir casi todos los sueños que le quedaban para el final de su carrera, se transformó en un emblema de River. Tomó la posta que dejó Leonardo Ponzio, se hizo cargo de la mitad de la cancha y tras el retiro del capitán, se hizo dueño de la cinta. Por su liderazgo, por su ascendencia dentro de la cancha y también porque es el jugador que mejor representa al hincha millonario dentro de la cancha.
Rechazó varias propuestas del fútbol de Europa. La última, una muy importante de Turquía. La decisión de su familia tuvo mucho que ver en eso. A diferencia de la gran mayoría de los casos, ganó el corazón y no la billetera. Por eso es ídolo. Por eso es la bandera de este River.