¿Quién se iba a imaginar que un 8 de agosto de 1977 un prócer de River fomente a un pibe riojano que con el correr de los años se convertiría en otro prócer? Es increíble, pero es cierto y no sorprende que sucedan estas cosas en el Más Grande. Es que River es un club con una historia sumamente rica, con grandes ídolos surgidos de la cantera de club. En pleno 1977 Ángel Labruna era el DT del Millonario, un ciclo sumamente exitoso, y él recibió el pedido de la Dirección Técnica Amateur que se considere y se le brinde una pensión y beca a un joven riojano. Angelito lo vio jugar, consideró que el pedido era pertinente y se lo comunicó al Honorable Consejo de Fútbol del Más Grande con un escrito que salió a la luz.

¿Qué decía la carta de Labruna al Honorable Consejo de Fútbol?

Angelito le pidió al Honorable Consejo de Fútbol del Más Grande que pensione y beque al riojano, lo hizo mediante una nota la cual escribió un año antes del debut de Ramón con el Manto Sagrado. La carta decía: “Teniendo en cuenta lo solicitado por la Dirección Técnica Amateur, en el sentido de pensionar y becar al jugador Ramón Ángel Díaz, jugador que se desempeña como número 10 en Quinta División, en el cual cifra grandes esperanzas por sus condiciones técnicas, es que me permito dirigirme al Honorable Consejo de Fútbol a fin de que se tenga a bien considerar en forma favorable el pedido formulado por esa Dirección Técnica”.

A 43 años del debut de Ramón

Tan solo un año después del pedido de Ángel Labruna –que tuvo respuesta positiva- se dio el tan esperado debut del riojano en la Primera del Millonario. Fue un 13 de agosto de 1978 y por el Torneo Metropolitano ante Colón, partido que terminó 1 a 0 a favor del Más Grande. Allí comenzó un recorrido a puro gol con el Manto Sagrado. Su primer paso por River duró hasta 1982, año en que emigró al Napoli. En su primer ciclo obtuvo cuatro títulos (Metropolitano 79 y 80 y Nacional 79 y 81). Se destacó en un equipo plagado de figuras como por ejemplo Mario Alberto Kempes, Norberto Alonso, Ubaldo Fillol y Daniel Passarella.

Su segundo paso fue tras un exitoso paso por el fútbol italiano y francés, se dio en 1991, año en el que se consagró campeón del Apertura de aquel año –y fue goleado- luego en 1993 emigró al fútbol de Japón para jugar sus últimos años y regresar en 1995 como director técnico. Rápidamente y con Omar Labruna como ayudante de campo, alcanzó la gloria: en 1996 obtuvo la Copa Libertadores, en 1997 el Tricampeonato (Clausura 96 y 97 y Apertura del 97), además de la Supercopa Sudamericana. Luego tendría dos ciclos más como DT del Millonario y como no podía ser de otra manera, en ambos salió campeón.