La felicidad de la familia Solari es plena y están viviendo un sueño con los ojos abiertos. Pablo Solari, uno de los refuerzos de River en el último mercado de pases, guarda un vínculo especial con el club y su llegada es la que más afinidad generó en los hinchas por ser confeso hincha del Más Grande. Ni hablar de que lleva el nombre de Pablo César por el Payasito Aimar...

Victor Solari, padre de Pablo e igual de fanático de River que él, contó en detalle cómo transitó la llegada de su hijo al Más Grande en una entrevista con Olé: "Fue difícil. Cuando se conoció la noticia de su posible llegada a River lo llamamos a Pablo y nos dijo que todavía no estaba cerrado… Entonces, como familia y por intermedio del gobernador de San Luis Alberto Rodriguez Saá, que también es fana de River, hicimos movimientos para conseguir dar con la dirigencia".

"Aprovechamos que el equipo venía a Villa Mercedes para jugar con Barracas por la Copa Argentina y fuimos. Queríamos charlar un poco sobre cómo estaba la cosa, porque que te busque River no es algo de todos los días. Deseábamos de corazón que Pablo pudiera vestir esa camiseta. Y por suerte tuvimos esa posibilidad de estar con los dirigentes para consultarles si el sueño se nos iba a cumplir", agregó sobre la cronología de su reunión con los dirigentes de River.

Sin titubear ni dejarse consumir por los nervios, Victor le consultó directamente al presidente Jorge Brito en qué estado estaban las negociaciones y si podía ilusionarse con verlo a su hijo con el Manto Sagrado: "Estuvimos con los vices, con el presidente y con Enzo Francéscoli. Los encaré y nos dijeron que en un día o dos iba a solucionarse todo porque sólo faltaban detalles. Y entonces nos volvimos tranquilos a Arizona...".

Sobre la emoción que significó el debut de Solari en el Monumental frente a Gimnasia de La Plata, concluyó: "Fuimos con toda la familia al Monumental, no nos lo íbamos a perder. No se le notó, pero debía estar ansioso. Aunque pese a eso, mostró su coraje: no muchos pueden vestir la camiseta de River ante 72 mil personas en el Monumental, agarrar la pelota y encarar, no muchos pueden. Calculo que las piernas te deben temblar".